'Costo de vida': Una obra que cambia la narrativa sobre la discapacidad

Costo de vida,

la experiencia de actores profesionales y naturales

En este proyecto se mezcla la experiencia de Elena y Humberto como actores profesionales y los aportes de Sandra y Arly como “actores naturales”. Al respecto Humberto explica que “no estábamos conscientes de la cantidad de variables que iban a estar en juego constantemente”.

En el caso de Elena el proceso fue complejo. Su preparación como actriz teatral, puede ser rígida en ciertos aspectos donde las cosas deben ser de cierta manera. Hasta que se dio cuenta que quién tenía que replantearse la experiencia de la creación era ella. “Creo que es el ejercicio de actuación más grande que he tenido en mi vida y es una nueva experiencia”.

“Y es que la realidad irrumpe a la de la fuerza. Cada cuerpo tiene una historia y en el caso de la discapacidad son sumamente particulares Ejerce una fuerza muy poderosa esas historias corporales expuestas y el hecho de combinarlas con un texto que debe seguirse al pie de la letra, tiene una serie de capas, este permeando en procesos personales”, comparte Humberto y suma que es necesario un estado de alerta para leer esas situaciones susceptibles del cambio.

Para Sandra y Arly la experiencia ha sido de aprendizaje y confrontación. Para Arly, por ejemplo, ha sido como entrar en un laberinto donde no sabe que es pared y qué es pasillo, mientras en Sandra se despiertan una serie de inseguridades internas donde se cuestiona si la reacción del público es por que lo está haciendo bien o porque es la primera vez que ven a “alguien así” y sólo me están echando porras. “Desde otro lado, pero a esto me dedico, le tengo un respeto particular y de pronto sentir que, por estar aprendiendo no le estás pegando al nivel que se merece: seré soy , soy la novedad o qué es lo que está pasando”.

¿Dónde y cuándo se presenta la obra Costo de vida?

Costo de vida, de Martyna Majok bajo la dirección de Samuel Sosa y con las actuaciones de Humberto Busto, Elena del Rio, Sandra Jiménez Loza y Arly Velásquez Peñaloza, se presenta los lunes y martes en el Teatro Helénico de la Ciudad de México.

Los cuatro actores que integran este elenco están en el estudio de foto. La complicidad y camaradería que se ha cocinado entre ellos durante todo este proceso se desborda. Han estado juntos durante las pocas semanas de ensayos y durante los días que lleva esta temporada que finalizará el próximo 28 de junio.

El dato de su convivencia es relevante. Si bien, comentan, la conexión de los actores en un montaje teatral es vital, en este proyecto cobra nuevos significados. Por ejemplo, Humberto y Sandra comparten algún secreto antes de subir a escena que impactará de alguna manera la función de esa noche.

Nuevas narrativas para la discapacidad en el teatro

Sandra, quien es directora de cine y teatro, comparte que se enamoró del texto desde que lo leyó, sin embargo ya en medio del proceso se preguntó “¿Dónde me metí?”. “Dejas el alma en el escenario y te confrontas con una condición que sí es tuya, pero nunca has vivido desde fuera. Darte cuenta de que no lo tienes tan asimilado, tal vez tienes conflictos que esta mirada externa te está haciendo ver”.

Abunda en el tema sobre las narrativas que se plantean en las historias que se cuentan en el cine, el teatro o la televisión. “Empecemos a pensar por qué no ponemos actores con discapacidad en personajes que no precisamente están escritos así. Arly y yo tenemos la fortuna de que este texto lo pide, pero la mayoría de los textos no son así. Sin embargo, están viendo en nosotros que la limitante física no te impide interpretar lo que sea”.

“Una de las cosas más lindas de esta experiencia humana es permitirte el cambio, estar flexible, suavecito, neuronalmente, cognitivamente, para poder enfrentarte a las nuevas reglas”, comenta Arly quien es un deportista mexicano de esquí alpino adaptado y para quien enfrentarse a la experiencia de la actuación le ha implicado un nivel alto de humildad. “El ego se queda atrás porque, chingón que seas bueno en algo más, pero eso ahora no está”.

Esta obra, además de apostar por una narrativa honesta y más cercana a la experiencia de las personas con discapacidad ha sugerido modificaciones arquitectónicas en el Teatro Helénico, donde no había una plataforma de acceso para sillas de ruedas, ni espacio en la butaquería para ellas que, finalmente, se traducir una restricción explícita para que personas se aproximen al teatro, un rezago difícil de entender pero que deben comenzar a darse estos pasos.

“Cuesta mucho que la gente con discapacidad vaya a los teatros” explica Humberto y Arly comparte su experiencia como usuario del espacio público en silla de ruedas, donde ha notado que la actitud en general de la sociedad mexicana es positiva en tanto se muestran atentos ante alguna necesidad, como subir o bajar una escalera, cruzar los accesos del metrobús cuando no se encuentra el vigilante de estación. Sin embargo, acota, “no tiene nada de lindo ser cargado o subir y bajar escaleras sentado en el suelo”.

Elena trae de vuelta la conversación al teatro y la conecta con la presencia de actores naturales en esta puesta y la enriquece con una anécdota de una colega que le comentó que tomó un taller de actuación donde el salón se encontraba en un cuarto piso y sin elevadores. “Si hubiera espacios accesibles donde enseñen actuación, habría más actores profesionale con discapacidad".