Oscar 2023: ‘The Fablemans’, Spielber siendo Spielberg
La última película del legendario director es una autobiografía que muestra el nacimiento de su pasión por el cine, sus obsesiones e, incluso, sus intenciones concretas como cineasta.
Si hay un cineasta que sabe “pellizcar” de forma magistral las emociones del espectador ese es Steven Spielberg. El cineasta norteamericano sabe cómo y qué botones apretar para despertar la sensación exacta que se propone. Y The Fabelmans,su reciente película francamente autobiográfica, no es la excepción.
En toda su filmografía, Spielberg busca las formas de implicarse, revelar algo de sí y su biografía. Pero en este caso lo lleva al límite de llevar su infancia y adolescencia, su familia y esa carta de amor al cine de la que siempre se habla, a la gran pantalla con las reglas de Hollywood. Todos editamos nuestras vidas en este estilo.
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Parece que The Sugarland Express, ET, Jurassic Park e, incluso, su West Side Story,nos han preparado para este momento, en el que vamos a descifrar la genialidad, las claves y el origen de las obsesiones de un cineasta capaz de generar imágenes icónicas y taquilla.
The Fabelmansrelata la educación familiar de Sammy Fabelman, hijo favorito y genio en ciernes, para quien la adolescencia es la etapa de revelación y de descubrimiento de lo complejo que son los adultos, pero también aprende que los dolores emocionales con la materia prima del arte. Lo descubre cuando está frente a una cámara de cine.
El pequeño Sammy -lease ahí el pequeño Steven- lo golpea el cine cuando ve The Greatest Show on Earth de Cecil B DeMille; pero sobre todo un escena de accidente de tren, que el chico intenta poner en cámara con una 8 mm y un tren de juguete.
La cinta está escrita por Spielberg y su frecuente colaborador, Tony Kushner. Ambos nos colocan en el cine, donde más sí no. En el lugar donde los artistas sanan y reparan las heridas de su infancia. Spielberg también lo hace y con su fórmula que siempre estira hacia el optimismo y el efectismo que le funciona como a nadie.
Siempre que un cineasta hace una película metanarrativa sobre el cine, se habla de una “carta de amor al séptimo arte”, pero si la verdadera carta de amor de Spielberg en The Fabelmans es para su madre interpretada porMichelle Williams quien simplemente es el alma de este conflicto.
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Mitzi, su madre y quien hereda al pequeño Sammy su sensibilidad, es retratada de un modo complejo, alejada de la idealización. Muestra su depresión, su amabilidad, su virtuosidad en el piano como una ex concertista de piano que abandonó su carrera para criar a los niños pero que también tiene aristas mucho más profundas.
A lo largo de la película hay una serie de momentos de confrontación de la realidad y sus emociones contra lo que se percibe en la cámara. Momentos en los que el joven hostigador de Sammy le cuestiona el por qué se ve mejor de lo que se percibe, como si el planteamiento de que su capacidad por capturar y llevar a otro nivel la realidad superase cualquier otra hazaña. Y en ese gesto, donde no importa las emociones del realizador respecto del personaje, se da prioridad el beneficio de la película, se sentaron las bases de la obra spielbergriana.
Ya en los créditos, el espectador no puede dejar de preguntarse, tal y como ocurre en los filmes biográficos, qué de todo lo visto es real; cuánta de esa nostalgia, de esa confrontación y de ese génesis creativo es plausible. No importa. Spielberg ya cumplió su objetivo. Y el de Sammy.