El multiverso es el tema audiovisual de los últimos años. Lo vimos en el tono de la acción, de los superhéroes, pero nunca manifestado desde el terreno de la filosofía y en medio de una mezcla poco ortodoxa de géneros. En Everything Everywhere All At Once, hay una sensación de laboratorio cinematográfico y de renovación narrativa e innovación en procesos. Aunque también, digámoslo, se pierde en esa multiplicidad de elementos.
Daniel Kwan y Daniel Scheinert se proponen jugar -mejor dicho, perturbar- a los géneros cinematográficos, a las formas sofisticadas y elevadas de creación del cine de gran estudio para plantear una historia sobre la identidad, la familia, la aceptación y la existencia. Esta cinta es un desafío a las reglas del cine, particularmente, el de Hollywood.