Gabriel Orozco: “estamos ante un nuevo tipo de escultura pública”

“Veo que nadie trajo sombrero”, dice el artista un poco en broma al tiempo que se coloca el propio. Comienza la caminata que parte de la Glorieta de la Lealtad, un punto cercano al Complejo Cultural Los Pinos. La idea, explica, fue “tratar de darle continuidad al bosque y sentir que cuando uno camina por este paso peatonal está uno caminando a través de un bosque”.

Comienza el recorrido por los 400 metros que configuran el proyecto que Orozco diseñó para unir de forma peatonal la primera y segunda sección de Chapultepec que antes estaban incomunicadas. Durante el paseo hay algunas pausas, pero hay una que el propio artista califica como una de las más lindas. Se trata del momento en que los peatones pueden quedar debajo de la inmensa ballena que da estructura al segundo piso del periférico. “Quedó muy lindo, como una sombra, un descanso. Es muy lindo pensar que de pronto a uno se le antoje pararse a descansar en medio del Periférico, fue una de las cosas que resultaron afortunadas”.

Junto al Centro de Cultura Ambiental, esta obra se inauguró en enero pasada y forma parte del proyecto Chapultepec: Naturaleza y Cultura, el cual contempla una intervención urbana de accesibilidad, cultura y medio ambiente con una inversión de 10 mil millones de pesos que busca recuperar el Bosque, mejorar la conexión peatonal entre sus cuatro secciones.

“Estamos ante un nuevo tipo de escultura pública”, explica Gabriel Orozco. Su intención, fue recordar los arcos de los acueductos ya que, en un tiempo, Chapultepec estuvo lleno de agua. Los soportes de la estructura no son monolíticos, sino que están integrados por cuatro patas en los que su intención era que se confundieran con los árboles del rededor.

La estructura, construida en acero y concreto, es un sistema de arco y anillos, se van formando una secuencia de círculos en desarrollo. “Cuando lo va transitando el cuerpo es el que va integrando la escala del puente, es el cuerpo humano el que va descubriendo el paisaje y eso es: un paisaje, un bosque, una calzada; una obra funcional que tiene belleza pero la belleza se da porque tiene cierta lógica constructiva o ecológica y escala humana y eso es lo que puede crear una obra de arte afortunada o incluso poéticas, paisajísticas e inspiradoras”.

Orozco también habló de los tiempos del proyecto, los cuales se han detenido por la pandemia y dice, por malos entendidos con los medios de comunicación. “No vamos mal. Todavía podemos entregar la mayor parte a tiempo en los términos que se establecieron por la Administración que quiso invertir (...) Es un jardín, no pegan todas las semillas igual. No lo puedes controlar. Espero que la madre naturaleza nos de la razón.

En el recorrido también se encontraba Paulina Popocha quien fue la curadora de la gran exposición de Gabriel Orozco en el MoMA de Nueva York. Ella explica que la Calzada Flotante se conecta con la obra del artista con el tema de los círculos, un motivo presente desde sus primeras piezas en la década de los años 90. También explica que este proyecto está en esa frontera entre el arte y la arquitectura. “Está en múltiples dimensiones y niveles,es una pieza de arquitectura o infraestructura pero no es un puente estándar, es un puente con visión, forma y contenido. Este es su trabajo más monumental”, finaliza.