Es probable que, con la partida del cineasta español Carlos Saura, se esté yendo también el último cineasta clásico en el idioma. Un esmero esteticista en cada una de sus secuencias, una composición sellada en el gran cine de autor y unas temáticas que ponían cara a las adversidades sociales.
Recién cumplidos los 91 años, el cineasta español ha partido sólo días antes de recibir el Goya Honorífico para reconocer su extensa filmografía, sus aportes a la memoria audiovisual española a través de dramas contundentes habitados por personajes complejos y sensatos con una gran presencia musical.