Bernardo Castilla y David Pablos, en comunicación creativa

Su relación siempre ha sido buena, señala David Pablos. “Me gusta su música, me gusta lo que hace con Glas Cristina. Cuando me mandó esta canción conecté y dije, ‘sin lugar a dudas hay que hacerla’. Fue muy fácil, fue sentarnos un día en un café, básicamente hablar de la letra y de cómo nace la canción”.

El clip -el cual está filmado en el estado de Campeche y fue un trabajo colaborativo entre ambos- fue reconocido con el premio Best in Show durante la tercera edición de los Music Video Awards que se celebró a finales del año pasado en la ciudad de Los Ángeles, California.

Bernardo cuenta que él no es un músico académico. Se piensa más como un artista “instintivo, natural y orgánico”. “Creo que tengo un buen oído, sé leer partitura. No tengo esa parte teórica; no te puedo mencionar acordes concretos pero puedo tocar con persistencia y aprendiendo a escuchar tu cuerpo. La memoria musical es muy importante una vez que lo vas tocando, tus dedos ya sabes como suena tal acorde sin saber teóricamente que es el acorde”.

Mucho de esto que menciona se ve plasmado en la génesis de Blood Or Honey. “En vez de forzar la música, deja que la música trabaje a través de ti y lo que pasó esa noche fue que me senté en un piano y, sin preconcepciones de ningún tipo, la canción empezó a fluir y fluir. Me empezó a sorprender”, cuenta.

Con esta canción, explica, intentó explorar un ejercicio al que llama “el ejercicio de la antena”, el cual consiste en “tú ser una antena, estar abierto sin la necesidad de decir me voy a sentar a escribir una canción. Estar abierto y que tu cuerpo, naturalmente y libre de esas tensiones que tiene, plasme tu biografía en música, para mi es importante dejar de pensar tanto a la hora de sentarse a componer y dejar que la composición suceda”.

Para el video musical, Bernardo acudió a David Pablos quien, además de tres largometrajes en su trayectoria, también ha dirigido clips para la banda de Indie Rock londinense White Lies. Pablos cuenta que para él es muy natural hacer la traducción de música a imágenes. “La música misma lo dicta”.

Para conseguirlo, el cineasta escucha el tema musical de Bernardo una y otra vez. Las ideas suceden en medio del loop. “Parto de lo que la canción misma propone y es, trato de estructurar a partir de esto. La letra para mí es muy importante, entender de qué habla la canción. Hago una especie de boceto, una especie de escaleta, me gusta que no sea tan estructurado como el cine, me gusta la libertad que en ese sentido tiene el video musical en donde es mucho más fácil hacer asociaciones, moverse en un terreno de metáforas”.

También ayudó mucho, dice, que cuando Bernardo llegó a él ya tenía imágenes muy claras para desarrollar. “Mientras se va componiendo la canción, se va componiendo un tentativo video. Me encanta imaginarme cómo se podría ver este video o cómo se podría plasmar este video, visualmente”, cuenta Castilla.

Blood Or Honey, fue filmado en Zoh-Laguna, un pueblo maderero que dejó de serlo en el estado de Campeche. Las fábricas están ahí derruidas en medio de la selva. “Tiene esta vibra mística y mágica y no sabes exactamente donde estás, no estás exactamente en México; esto nos ayudó a ser una especie de lienzo en blanco”, cuenta Bernardo quien encontró esta locación.

Tanto el cine como la música -terrenos que ambos conocen de sobra- son industrias que se han transformado en los últimos años. La llegada de las plataformas de streaming han planteado nuevas reglas del juego.

Desde su perspectiva, estos cambios no siempre han sido para bien. Se ha perdido la profundidad en la música y ahorita como en todo, es contenido por contenido; entre más canciones saquen como artista mejor. No digo que esté mal pero a mí no me interesa. A mucha gente le va bien usando esa fórmula, probablemente a mí me iría bien. No lo sé. No quiero pensarlo. A mi me gusta hacer música con profundidad, me gusta hacer música que te transporte a otras partes. No quisiera sacar otra canción sin un buen video atada a ella, ahí estoy. Le estoy dando a todas mis partes, a mi cinéfilo, a mi actor y a mi músico.

David como realizador cinematográfico percibe ciertos parámetros que las plataformas piden a partir de tendencias claras. “Hay una parte de mí que siempre le gusta ir en contra de las tendencias porque también esto es efímero y creo que uno no puede pensar jamás qué va a funcionar, ese nunca puede ser el punto de partida de ningún proceso creativo. Si estás pensando en lo que puede funcionar o no, es imposible. Parto de qué es lo que yo quiero ver, qué es lo que a mí me interesa contar, estoy siendo fiel a esa voz. Creo que al público le gusta ver cine, televisión o videos musicales me exigentes, que no me den todo digerido, que no se vuelvan explicativos, porque de esa manera me involucro yo como espectador y se vuelve el proceso mucho más rico y mucho más contundente cuando él tiene que rellenar espacios vacíos”, finaliza.

Bernardo Castilla, conocido por ser el vocalista del trío Glass Cristina, debuta como solista con Blood Or Honey, que se encuentra disponible en plataformas de streaming tanto de música como video. Como actor ha participado en producciones como El Baile de los 41 (Netflix), Luis Miguel: Temporada 2 (Netflix) y Cómo Sobrevivir Soltero (Amazon Prime).

David Pablos es cineasta, realizó estudios en el Centro de Capacitación Cinematográfica y en 2010 ganó el premio Ariel a Mejor Cortometraje de Ficción por La Canción de los Niños Muertos. Su ópera prima es La vida después en 2013 y con su segundo largometraje Las Elegidas, fue parte de la selección Una Cierta Mirada del Festival Internacional de Cine de Cannes. Su última película fue El Baile de los 41, disponible ahora en Netflix. Próximamente estrenará su primera serie como director La Cabeza de Joaquín Murrieta.