La segunda colaboración de la artista japonesa Yayoi Kusama con la firma de moda Louis Vuitton va más allá de colocar sus emblemáticos lunares de colores, que para la artista representan “el camino al infinito”, en las piezas más icónicas de la marca. El desplegado promocional -cercano a la performance, la instalación y la intervención artística- ha acaparado la atención de transeúntes en París, Nueva York y Tokio; así como de los habitantes digitales de las redes sociales.
La promoción de esta colaboración, la segunda entre Vuitton y Kusama, se ha desplegado en vistosas, innovadoras y disruptivas instalaciones en las sedes de París, Tokio y Nueva York de la maison. Distintas hasta cierto punto, las tres apelan a la figura de la artista de 93 años encarnada por una figura robótica hiperrealista, una monumental y otra más en el plano virtual.