Juan Pablo Villalobos, buscar la literatura en la felicidad
El escritor mexicano, Juan Pablo Villalobos presenta 'Peluquería y letras', su reciente novela donde reflexiona sobre “las posibilidades literarias que tiene la cotidianidad”.
“Eramos felices y comíamos tacos, butifarras y feijoada.” Así comienza Peluquería y letras (Anagrama, 2022), la reciente novela del escritor mexicano afincado en Barcelona desde hace ya casi 20 años, Juan Pablo Villalobos. ¿Qué libro es ese que empieza con una declaración de felicidad? es la primera pregunta que se le hace al narrador en esta entrevista que tiene lugar en la emblemática librería Rosario Castellanos de la Ciudad de México durante su visita al país.
Este libro, dice, “es uno que empieza en donde todos los libros se terminan para investigar las posibilidades que tiene la cotidianidad y las posibilidades de estados de ánimos y momentos en la vida que no tienen prestigio literario”, Juan Pablo se refiere a cómo el dolor y la tragedia han sido los ingredientes de la literatura canónica. “Se trataba de investigar otras emociones y otros sentimientos y ver las posibilidades narrativas en donde normalmente se dice que ya no hay literatura”.
Publicidad
En esta novela breve de 104 páginas, Villalobos nos presenta a un escritor que va al gastroenterólogo, a la peluquería, que cena pizza un viernes con su esposa brasileira y con sus hijos -un adolescente y una niña-, sobre un ecuatoriano que aparentemente ha vivido mucho y quiere escribir un libro. Es un escritor que siente culpa por ser feliz.
–En momentos tan adversos como los que vivimos, ¿la felicidad puede ser una actitud de resistencia? se le pregunta al escritor de 49 años. El responde con un “sí y no”. No, explica, si la idea de felicidad es la convencional, aquella que se relaciona con el éxito, conseguir cosas, la estabilidad familiar y una serie de comodidades. “No hay ninguna rebeldía ahí. Lo que hay es la confirmación de un estado de cosas que es la base del conservadurismo”. Pero sí, explica, si pensamos que hay que explorar otras maneras de entender la felicidad que no supongan la exclusión, esta manera en la que unos consiguen llegar y otros no. Es decir, para yo ser feliz, tú tienes que ser infeliz. Hay que explorar otras posibilidades que sean más abiertas, reconozcan nuestra fragilidad y nuestra vulnerabilidad y que no tengan miedo como lo que pasa en la novela al final: la muerte, que es el gran tema del libro”.
Hoy lo que tiene prestigio son los discursos, no sólo distópicos, sino apocalípticos.
En muchos momentos de Peluquería y letras,el narrador se siente culpable por vivir feliz y manifiesta ser, de alguna manera, traidor al haber encontrado un estado de plenitud. Villalobos encuentra la explicación en su origen. Advierte que esto es muy importante, que su crianza en Los Altos de Jalisco, una región muy conservadora y “bastión del pensamiento más retrógrada” e integrante de una familia muy religiosa, le hicieron culposo. "Hay una relación ahí interesante que quizá no pasa por la culpa pero sí por el cuestionamiento y que es la pregunta que yo creo que nos tenemos que hacer todos sobre qué coste tiene, no para mí, sino para la sociedad para mi entorno, el lugar en el que yo ocupo; que yo sea feliz, qué supone para lo que está sucediendo alrededor, cuál es el costo de mis privilegios”.
Es, en ese sentido, que no podía escribir como un narrador que se pone en una situación de precariedad y marginalidad. No son sus circunstancias actuales. “Yo quería escribir una novela donde el narrador estuviera en un lugar muy parecido al mio, no es el mismo, pero sus circunstanciada fueran muy parecidas a las mías y de ahí mirara la realidad y , a partir de donde estoy, de quién soy y mis privilegios en mi lugar en el mundo, voy a ver dónde está la literatura”.
Al escribir sobre la vida de un escritor, este libro es metanarrativo. “Es una novela donde el mago te hace el truco y luego te explica el truco; te saca el conejo del sombrero y luego te dice cómo estaba escondido”.
Publicidad
En el proceso de escritura de este libro hubo una voluntad deliberada de escribir sobre la felicidad. Esta novela formaba parte de un tríptico que al final no sabe si publicará o no pero en conjunto exploraban la dicha, la estabilidad y de las narrativas utópicas. “Esos cuentos sobre la felicidad colectiva se han ido desgastando, se han ido convirtiendo en distopías. Hoy lo que tiene prestigio son los discursos, no solo distópicos, sino apocalípticos directamente el horror, la violencia, la desesperación, la falta de sentido; entonces buscar la literatura en otro lugar”.
Se trataba de investigar otras emociones y otros sentimientos y ver las posibilidades narrativas en donde normalmente se dice que ya no hay literatura.
Durante la pandemia, las barberías en Barcelona cerraron sus cortinas. Durante ese tiempo, Juan Pablo Villalobos no pudo cortar su cabello. Hoy tiene una melena abundante y abultada la cual, no sólo cobra cierto peso en el relato de esta novela, también se ha convertido en un sello del autor. Pero este no es único remanente que resguarda del confinamiento, también cambió su manera de leer. Antes daba prioridad a la lectura de novelas, en segundo lugar al ensayo y después el cuento y, al último la poesía. Pero la sensación de encierro le dio prioridad a las narrativas breves. Todo el mundo estábamos muy dispersos pues por obvias razones porque el contexto era muy amenazante, teníamos miedo y costaba concentrarse”, explica. Esta sensación se ha trasladado también a su escritura. “También empiezo a preguntarme qué quiero escribir y el formato de la novela -la novela convencional- me resulta poco atractivo”.
A Juan Pablo le cuesta muchísimo escribir cuando viaja. Pero esta vez hay algo diferente. Está pensando ponerse a escribir ahora que estará un mes y medio en México. Todos sus libros los ha escrito fuera del país. “Estaría bien escribir algo mientras estoy aquí”, finaliza.