Pasa pocas veces, pero cuando ocurre es simplemente sensacional. La simpleza es la característica principal en Todos los peces de la tierra. Los recursos mínimos necesarios para contar una historia están sobre el escenario incluso antes de la tercera llamada y el público logra conectar con ellos apenas las primeras líneas son pronunciadas.
Aquí sólo hay un gran columpio sobre el que ocurre prácticamente toda la acción de las actrices Gina Marti y Adriana Montes de Oca, quienes interpretan a una niña y su voz-conciencia que se enfrenta al abandono, la enfermedad y el reemplazo emocional mientras se aferra a los deseos que pide cada que el reloj marca las 11:11.