En uno de los jardines del Museo de Filatelia de Oaxaca nos reunimos con Vania Reséndiz Cerna. Ella cuenta que, aunque ya han pasado tres días desde el arranque de la edición número 41 de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca que preside, las emociones apenas van asentándose.
Y es que la pandemia obligó en 2020 a este encuentro del libro, el segundo más longevo del país, a trasladarse completamente al escenario virtual. En su regreso a lo presencial, la organización se replanteó la dinámica de las actividades para presentar un programa que, además de conservar las estaciones remotas, distribuir sus sedes en espacios más allá del centro histórico oaxaqueño.