Con menos de 1.000 invitados (debido a las restricciones sanitarias por el virus del COVID-19), el Estadio Olímpico de Tokio dio inicio a los juegos de la 32 Olimpiada de la era moderna. El evento que se extendió por más de tres horas, se encargó de representar aspectos de la cultura japonesa, así como de transmitir una narrativa de esperanza hacia el futuro mediante el lema principal de la ceremonia “unidos por la emoción”.
A lo largo de la inauguración se promovió la idea de unir al mundo a través de la emoción por el deporte, incluso si estamos separados, hablamos diferentes idiomas o venimos de diferentes culturas. Se expresó quelos Juegos pueden traer una nueva esperanza y ánimo para las personas de todo el mundo, tanto a través de la experiencia activa de los atletas como por medio del poder del deporte.
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Del mismo modo, debido a la situación actual en la que se encuentra el planeta, en la ceremonia se dedicó un homenaje a las víctimas del COVID-19mediante una emotiva danza interpretada por el actor y bailarín Mirai Moriyama.
El escenario principal donde se llevó a cabo el espectáculo fue diseñado por el productor Yohei Taneda, quien representó al monte Fuji en forma de una montaña octogonal que en su cima cargaba el pebetero olímpico. La pasarela de conexión se inspiró en los escenarios del teatro japonés tradicional y parte del escenario (la grada) se encontraba adornado con decoraciones tradicionales japonesas, lo que le otorgaba un toque contemporáneo.
Uno de los momentos más icónicos de la inauguración fue la construcción del juego de anillos olímpicos, los cuales se elaboraron a partir de la madera extraída de los árboles que sembraron atletas en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964. Su diseño recuerda la artesanía tradicional japonesa del yosegi-zaiku (parquet) conocida por utilizar una combinación de colores aleatoria que surge de las imperfecciones naturales de la madera.
En este sentido, Japón ha sido bendecido durante mucho tiempo con una abundancia de bosques, y como parte de la ceremonia de apertura, se realizó una actuación que resaltó la brillantez de las técnicas japonesas de carpintería y los artesanos de Edo (Tokio) que continúan con la tradición. Esta sección tomó como tema las técnicas tradicionales de carpintería de Japón, y se centró en los sonidos producidos por las acciones humanas, utilizando voz, aplausos, sonidos de carpintería y golpes de pies.
Por otro lado, durante el desfile de las delegaciones se organizó por primera vez el ingreso de los atletas en el orden del sistema de escritura katakana (en Tokio 1964 se utilizó el idioma inglés). El desfile se ambientó con un popurrí orquestal de las canciones de los videojuegos más famosos de Japón (una parte esencial de la cultura japonesa). Asimismo, los carteles que mostraban los nombres de los países se presentaron en forma de globos de diálogos manga, y los trajes de sus portadores presentaban diseños basados en la técnica de impresión Screentone, utilizada en el manga.
Aquí, México desfiló en la posición 181 del total de 205 países. El traje olímpico mexicano fue bordado por un total de 200 mujeres Oaxaqueñas que produjeron diseños únicos para cada uno de los atletas.
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Después de que los atletas ingresaron al estadio, el evento sorprendió al público cuando un grupo de niños comenzaron a crear el emblema de Tokio 2020 con bloques de distintos colores y tamaños. Compuesto por tres variedades de formas rectangulares, el diseño representó diferentes países, culturas y formas de pensar a modo de incorporar el mensaje de "Unidad en la diversidad”. A continuación se dio inicio al impactante show aéreo con 1824 drones en el aire, los cuales formaron distintas imágenes que terminaron construyendo un globo terráqueo. El desarrollo y la innovación tecnológica son también aspectos de la cultura en Japón. Mientras tanto, se interpretó la canción “Imagine” de John Lennon con un video en el que distintas personalidades representaban a cada uno de los cinco continentes del mundo.
Otra actuación que se llevó la noche fue el animado espectáculo de los 50 pictogramas representativos de cada una de las disciplinas olímpicas. Para los Juegos de Tokio 1964, Japón ideó un conjunto de pictogramas deportivos con la intención de crear un diseño universal que cualquiera pudiera entender fácilmente. Estos pictogramas finalmente se utilizaron en todo el mundo y su legado continúa. Para los Juegos de este año, se escenificaron un conjunto de "pictogramas cinéticos" que cobraron vida en el Estadio Olímpico a través de pantomimas. Estos pictogramas deportivos han seguido evolucionando desde su introducción en los Juegos de Tokio de 1964.
El momento culminante de la ceremonia fue el encendido del pebetero olímpico donde se reprodujo un video que seguía el viaje de la antorcha desde Olimpia hasta el estadio olímpico de Tokio. La elegida fue Naomi Osaka, la mejor tenista del país nipón.
Como 2021 marca el décimo aniversario del gran terremoto que se vivió al este de Japón en 2011, el relevo de la antorcha olímpica tuvo como objetivo mostrar la recuperación de las áreas más afectadas por el desastre. A raíz de la pandemia de COVID-19, también simbolizó la luz al final del túnel oscuro actual como un faro de esperanza para el mundo en el período previo a los Juegos de Tokio 2020, y en sí mismos un símbolo de la resistencia, la unidad y la solidaridad de la humanidad.
Una vez encendido el caldero olímpico, todo el espacio se llenó de luz naranja y fuegos artificiales de color naranja, amarillo y verde marcaron el final de la ceremonia. En la etapa final, los fuegos artificiales adquirieron los colores de la justa para marcar la apertura oficial de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.