ASUMIRSE ESCRITOR
Cuando Daniel Krauze atendía las entrevistas de los reporteros tras la publicación de su primera novela, Fallas de origen (2012), respondía "supongo que soy escritor". Esta sospecha respecto a su oficio se ha confirmado con la llegada de Tenebra, su segunda ficción de largo aliento.
En su mente, cuando apenas has escrito un par de libros de cuentos, una novela y uno que otro texto en revistas y diarios, asumir tal idea suena pedante. Después de 20 años de la publicación de su primer artículo en medios de comunicación y de Cuervos, su primer libro de relatos, dice, "ya puedo decir que soy escritor".
Su regreso a la clave de la novela, confiesa, resultó más complicado que su debut: "Cada libro es una especie de ecuación matemática, hay que encontrar una fórmula única para cada uno, es decir, lo que te sirve para resolver, entre comillas, los problemas a los que te enfrentas en la novela A, para la novela B no sirven de absolutamente nada".
Y si hubiera que revelar la fórmula de Tenebra serían libretas llenas de anotaciones de los libros consultados y con ideas: "Sería interesante que en la página cuatro pase esto", "quizá el personaje tal, en la segunda parte, debería hacer esto otro", "así debería acabar la novela". Después de tomar notas y notas, un día, algo dentro de él le dice siéntate a la computadora y escribe.
De momento, a Daniel Krauze no le viene a la mente la idea de escribir sobre la pandemia o sobre el momento particular que vive el mundo. Se anticipa a asegurar que lloverán novelas con este tema. Para él, es como ver un cuadro en un museo: te tienes que alejar del cuadro para poder verlo en su entereza.