La guerra de las plataformas en tiempos del coronavirus
La crisis sanitaria por el coronavirus ha encendido lo que ya se anticipa como una guerra entre las plataformas de streaming por captar la atención de la audiencia.
A finales del año pasado, cuando aún no sabíamos que el coronavirus se convertiría en una pandemia que ha cobrado la vida de miles de personas alrededor del mundo (113,296 hasta el momento y contando) y mantendría a casi todos encerrados en sus hogares aún más expuestos a las pantallas, se anticipó una guerra entre las plataformas de streaming por captar la atención de los espectadores.
Y es que una de las principales medidas de contención del contagio ante este nuevo virus es permanecer en casa y esto ha sonado en los odios de los grandes empresarios del streaming como oro cayendo a sus cuentas bancarias y como la oportunidad de integrarse de forma decidida en una industria que no siempre los mira con los mejores ojos.
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La última década, por lo menos, ha sido de prueba y experimentación. Intentar llevar el entretenimiento en casa a otro nivel más allá del DVD, mucho más lejos de la televisión por cable que durante años se ofertó como el caviar del entretenimiento.
Con lo que las plataformas de streaming sedujeron a las audiencias fue con la idea de libertad y autonomía. Es decir, poder ver lo que quieres, cuando quieres y donde quieres. Tú eres el dueño del tiempo, tú decides. A diferencia de esa televisión que ofrecía los contenidos a un horario específico en un día tal y, donde a veces, había que esperar hasta una semana para ver el siguiente capítulo.
En esa efervescencia, Netflix se colocó como un rey: un monopolio del entretenimiento que ya para 2016, este servicio de video on demand (VOD) estaba disponible casi para todo el mundo a excepción de la región de Crimea y los territorios nacionales de China, Corea del Norte y Siria. Una compañía que comenzó rentando DVD a domicilio se había convertido en una empresa que, tan solo en 2018 reportó ingresos superiores a los 7 mil millones de dólares. Una cifra que lo colocó en el enemigo a vencer.
Pasa que netflix no solo ha abierto la oferta de contenido audiovisual, de paso cambió las reglas de una industria que operó por décadas de una sola forma. Incluso llevó su innovación a personalizar los contenidos y hacerlo desde el famoso algoritmo. Utiliza la big data para tener información de sus suscriptores de una forma sencilla, un proceso que antes podría llevarle a una productora años de estudios de mercado y testeos. Hoy saben quién prefiere la comedia romántica al thriller, ,la comedia de enredos al serial de asesinos y crimen y, a partir de estos datos, operan.
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Con esa idea en la mente, más y más estudios comenzaron a apostar por esta modalidad de entretenimiento. Así fueron apareciendo dignos competidores como Prime Video de Amazon y HBO GO del afamado canal de televisión por suscripción.
Pero otros estudios no se quedaron con los brazos cruzados y 2020 era la fecha marcada en el calendario para que varias de las nuevas plataformas comenzaran su expansión global. Disney+ , el servicio de suscripción de transmisión de vídeo en línea operado por Disney Streaming Services, una filial de Walt Disney Direct-to-Consumer & International, ya había comenzados sus operaciones en Estados Unidos y tenía previsto que para el segundo trimestre del año comenzaría su expansión. La crisis sanitaria del coronavirus los motivó a ir desbloqueando cada vez más territorio y cuando se tenía previsto que en Latinoamérica estaría disponible hasta finales de año, ha comenzado ya a ofrecer pruebas gratuitas.
Apple ya es un gigante en su terreno. Todas las marcas de tecnología parecen seguirle los pasos ante cada lanzamiento que la empresa de la manzana realiza. Sin embargo, el mercado audiovisual no le es indiferente y desde hace años ha buscado la manera de entrar en él. El año pasado dio sus primeros pasos al lanzar la plataforma Apple TV+ con su gran apuesta The Morning Show, una comedia de periodistas con Jennifer Aniston, Reese Witherspoon y Steve Carell, la cual tuvo una gran presencia en la temporada de premios.
A esto tendremos que sumar que muchos estudios han seguido el ejemplo de Disney, quien ha dicho en vez de que Netflix explote mi catálogo y tenga una tajada, me quedo yo con el pastel completo. Así ha surgido plataformas como la del estudio Paramount, la cual ha tenido dificultades serias para internacionalizarse. Sus contenidos han llegado con bastante retraso a diversos países.
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Mientras esto ocurre, Netflix no solo tiene ambos pies en más de 190 países desde los cuales se visualiza todo su contenido, también ha volteado a ver a las producciones locales. Se ha alimentado de ellas y la ecuación sólo ha tenido como resultado el éxito. El ejemplo más claro y contundente es la serie La Casa de Papel, una serie española que comenzó sus primeras dos temporadas en un canal de televisión local y que al vivir su momento de picada, saltó al catálogo general de la plataforma y ahora están confirmadas la quinta y sexta entrega bajo los presupuestos de Netflix.
Pero la industria del audiovisual aún ve con ciertas reservas a las plataformas audiovisuales. Alguno, los más críticos y conservadores dicen que serán ellas las responsables de la extinción, o por lo menos de la pauperización del gran cine de estudio. Incluso festivales como Cannes se niegan a abrir su competencia a películas que no estrenen de forma convencional en salas comerciales (recordamos como Roma de Alfonso Cuarón no pudo competir por la palma de oro en la edición de este certamen de 2018), y algunas entregas de premio solo dan palmaditas a las producciones con las nominaciones pera de los premios nada.
A esta denominada guerra de las plataformas todos los contendientes intentaron llegar con sus mejores armas. Algunas de ellas han fichado, incluso, a los grandes realizadores de la actualidad para desarrollar contenido para ellos (ahí está el caso de Spielberg que firmó con Apple justo después de manifestarse como detractor de que el cine de las plataformas llegase al Oscar). Pero ninguna pudo siquiera imaginar que el coronavirus sería otro factor a considerar.
Según la encuestadora americana Nielsen, la permanencia en casa puede disparar hasta en un 60% el consumo de medios. Tampoco se necesita ser una de las empresas de análisi de datos más prestigiosa para llegar a esta conclusión. La permanencia en casa nos tiene mucho más expuestos a las pantallas y por ende a los contenidos de las plataformas.
Aún es demasiado pronto para sacar conjeturas del impacto que esta situación tendrá en la economía en general y particularmente en la industria del audiovisual. Lo cierto es que este es el momento que las plataformas ni siquiera soñaron para potencializarse. Basta ver un caso local y concreto: el de la plataforma FilminLatino, una iniciativa desarrollada por la administración pasada del Instituto Mexicano de Cinematografía liderado en ese entonces por el productor Jorge Sánchez, y que con la llegada de la Cuarta Transformación se intentó cancelar. Esa iniciativa es hoy el gran motor de ese instituto en medio de la cuarentena con un amplio catálogo de cine mexicano, internacional, cortometrajes, animación y documental.