Más de 3 mil años desde que los antiguos griegos aportaran al mundo la representación teatral, y ésta aún es vigente. En las obras está la vida; de ahí que nos sintamos identificados con algún personaje en escena, que sintamos su dolor o su alegría.
Entre 2019 y 2020, por ejemplo, nos hemos descolocado ante la crueldad de las personas que retratan obras como The Pillowman y nos hemos fascinado con la mente humana -a veces tan torcida- como dejó ver Un Acto de Comunión. Las buenas historias calan hondo en el público y pronto se vuelven clásicos, como el musical Chicago o ¿Quién Teme a Virginia Woolf ?, ambas respuestas en México en el último año.