Una nueva era parece alzarse en Hollywood. El triunfo de la cinta surcoreana, Parasite, es el síntoma mayúsculo de una sacudida implacable en la gran industria del entretenimiento. La cinta dirigida por Bong Joon Ho se convirtió en la primera película no hablada en inglés en ganar el galardón principal de la gala, Mejor Película.
Las apuestas y el comportamiento de las entregas en la llamada “temporada de premios” no favorecían a este filme. Todo señalaba que 1917 y su director, el británico Sam Mendes, alzaría el Oscar dado que ya habían ganado el Globo de Oro, el premio del Sindicato de Actores y los Bafta.
Pero Parasite fue la gran ganadora de la entrega número 92. Una edición duramente criticada por la falta de diversidad; puntualmente por la ausencia de nominados afroamericanos y mujeres en la categoría de Mejor Dirección.