Los barcos, los faros, la mar; resguardan gran parte de las leyendas que los humanos nos hemos contado. En este fértil escenario para la fantasía y el terror, el director estadounidense Robert Eggers coloca su segundo largometraje, El Faro,un alucinante cuento gótico protagonizado por Robert pattinson y Willem Dafoe.
Dos hombres llegan a una pequeña y desolada isla de Nueva Inglaterra en la década de 1890. Ambos confinados a cuidar y trabajar en el mantenimiento del faro. Pasan algunos minutos para que los primeros diálogos de la cinta se escuchen. Mientras tanto el silencio que solo lo interrumpen los pasos sobre la avejentada madera y un ensordecedor e hipnótico sonido.
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Pasan los días y las noches. Cada acción que ejecutan estos misteriosos personajes acrecienta su antagonismo. La presencia de uno es ofensiva e incómoda para el otro. Pronto se establece la contundente rivalidad. El anciano (Dafoe), le deja claro al joven (Pattinson) que él es el primero al mando y que por lo tanto, es el cuidador de las llaves y el verdadero guardián de la luz. Una de las reflexiones que propone el director: la lucha por el poder asociada a la virilidad.
La pesadez del tiempo hace que los personaje no distingan la cantidad de días que han transcurrido desde el momento en que se conocieron. El director juega con esta percepción temporal, el espectador tampoco tiene derecho a saber cuántos días lleva atrapados en esa aplastante construcción de aquel peñasco ni en ese claustrofóbico encuadre de película antigua.
Pero no sólo el tiempo es la barrera que el director revienta en esta cinta. Las certezas se diluyen con la misma fuerza que la tormenta que golpea a la isla. Poco sabemos de lo que ocurre en la realidad y en la mente de los fareros. El Faro es una terrorífica y bella fábula donde las gaviotas son un augurio y las sirenas habitan las fantasías sexuales.
Si el espectador, al leer en la ficha técnica las palabras terror y misterio, espera encontrarse con monstruos, gritos y juegos auditivos características de este género, saldrá de la sala un tanto decepcionado. Eggers juega con elementos del terror en sus acepciones más clásicas. Las criaturas habitan más en la mente de los personajes y, en este caso particular, en lo que el hombre es capaz de hacer en la soledad. Perder la cordura, por ejemplo.
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Si ya había sospecha de que Robert Pattinson era m´ás que “un vampiro guapo”, su participación en esta cinta lo confirma como un actor sólido. Una historia tan fascinante como inquietante que hurga en la soledad y en la oscuridad interior de los humanos.
Varias claves se sientan en la configuración creativa de este director de 36 años de edad. Los rasgos físicos de los protagonistas no podrían ser más distantes entre sí: los de Dafoe, monstruosos y tétricos mientras los de Pattinson, estéticos y suaves. Cada ángulo de su rostro es susceptible del juego de sombras propuesto por el cinematógrafo Jarin Blaschke quien entrega un trabajo que de inmediato hace recordar al expresionismo alemán y a ese toque de película clásica de terror, una idea reforzada por la musicalización en manos de Mark Korven.
Director, cinefotógrafo y músico ya colaboraron antes en su igual de inquietante debut The Witch y juntos preparan un tercer proyecto titulado The Northman, una historia de vikingos que tiene entre su nómina a Nicole Kidman y al sueco Alexander Skarsgård y con el rumor rondando a la producción de la posible incorporación de la cantante islandesa Björk al reparto.
El Faro
Director Robert Eggers
Actúan: Willem Dafoe, Robert Pattinson y Valeriia Karaman