Mi padre es un hombre viejo. Tiene las mismas canas que esos dos de enfrente. También las bolsas en los párpados y esa naciente aureola azul en el contorno de las iris, que anuncia algo que no se sabe qué. Tiene mi papá cinco años menos que Joan Manuel Serrat y la misma edad que Joaquín Sabina.
Es curioso, desde hace dos décadas, a los tres los veo igual. Podría añadir al recuerdo algo de negro en el pelo de cada uno. Lo que sí es que Serrat y Sabina cantan igual; el catalán con su elegancia y sutileza, y el otro con su voz rasposa y pinta de pirata cojo. Los he visto cantar varias veces, solos y juntos como ahora en el No Hay Dos Sin Tres en el Auditorio Nacional . Hoy es distinto, hoy pienso en mi viejo.