Los que serían sólo siete días se convirtieron en cuatro años. Jerónimo García llegó al JOYÁ en 2015, cuando el espectáculo internacional solicitó su acto en para sustituir a un acróbata lastimado.
Originario de Mérida, el artista mexicano, junto con su esposa Jessica, de origen australiano, realiza el único acto en patines del show, con el que han maravillado a miles de espectadores de todo el mundo.
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Su pasión empezó por un anuncio en la calle en el que se leía: “clases de gimnasia olímpica”. En ese entonces Jerónimo tenía 14 años y corría un maratón, por lo que no imaginó que ese simple anuncio le cambiaría la vida y lo llevaría a los escenarios.
“Siempre fui fanático de los deportes y de la lectura, así que desde niño tomé al ejercicio como una “válvula de escape”, nos cuenta el atleta, quien, aunque sea complicado de creer, se define como tímido.
Su amor por el Cirque du Soleil empezó al ver un video del espectáculo. Fue ahí cuando decidió que quería formar parte de él. Tiempo después, en 2002, se coló en la carpa Santa Fé y dejó un VHS con las grabaciones de sus propios actos. Dos semanas después le llamaron para ofrecerle una audición.
El casting duró más de 11 horas y estuvo lleno de actividades como acrobacias, canto, improvisaciones, flexibilidad y cualquier cosa que pase por el itinerario de un actor de circense. Al salir, Jerónimo se sentía feliz y satisfecho de haber dado su 100%. Dos semanas se convirtió en parte del elenco del Circo del sol. Su sueño se estaba materializando.
“Lo que hacemos en un espectáculo como este es una mezcla exótica entre lo que hace un atleta y un artista” así es como nuestro entrevistado describe su trabajo y el de sus compañeros.
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Y ¿cuál es su secreto para llegar al éxito? “Disfrutar hacer lo que haces, pero siempre con disciplina y el tiempo suficiente para crear un hábito, porque en el momento en el que se crea, el subconsciente se encarga de hacer las cosas sin pensarlo”, nos dice.
En cuanto a su mayor inspiración, se refiere sin pensarlo a Rocky Balboa, a quien admira desde niño. Ahora, convertido en un hombre de 44 años, encuentra en su esposa, la mujer de su vida, el complemento perfecto, tanto personal como laboral. La llegada de Arian, su hijo de casi dos años, es un lazo especial que lo ha unido todavía más.
Como buen yucateco, se considera amante de la comida de la región, por lo que no caer en la tentación es un reto constante para él y su familia. Sin embargo, presume cocinar la famosa rosca brioche y las tradicionales marquesitas de Mérida, aunque la dieta, dice, la rompe únicamente los fines de semana.
Es por eso que su actividad en el Cirque du Soleil la combina con compartir sus conocimientos profesionales en materia de ejercicio y alimentación. Desde hace unos meses creó su propio reto de 67 días con el fin de ayudar a quienes tienen problemas de peso o simplemente quieren mejorar su condición física. “Se trata de un programa de transformación muy completo porque no solo es sobre salud física, sino también mental, al involucrar una serie de actividades físicas para crear un estilo de vida saludable”, concluye nuestro entrevistado.