En 1921, Gabrielle Chanel, junto con el perfumista de los zares, creó el N°5. Ahora, Marion Cotillard es la imagen de este jugo de culto y, junto al perfumista de la marca, Olivier Polge, visitan la finca familiar Mul para conocer lo que hay detrás de éste.
Este es el behind the scenes del Chanel N°5
El proceso para crear una fragancia implica muchos factores antes de que puedas tenerla en tu tocador, y uno de los pasos más importantes es precisamente la materia prima, la cual se selecciona minuciosamente para tener aromas excepcionales.
“El olor es inmediato, potente y te envuelve por completo”, fue la primera impresión de Marion Cotillard en su visita a los campos en donde se cultiva la rosa de mayo. Y es que no es para menos, pues esta finca cuenta con 30 hectáreas, de las cuales, se producen cinco cosechas de distintas flores que se reservan para los perfumes de la maison.
“La cosecha de la rosa es en mayo y dura únicamente tres semanas. Durante este tiempo, los recolectores recogen a mano cada flor, una por una, hasta conformar el suministro de todo el año que se destinará a producir alguna de nuestras fragancias”, dice Olivier Polge, en esta exclusiva conversación entre ambos. Durante su recorrido en los campos, Marion asegura que se siente alegría y una energía muy positiva: “A donde sea que voltees, hay belleza”, confirma.
La nariz experta, quien reemplazó a su papá como el nuevo perfumista de la firma, le confesó a la actriz que para la producción de una fragancia, participa personalmente en todos los pasos. ¿El objetivo? Lograr un perfume efervescente y chispeante, como lo es el N°5, del cual Marion tiene recuerdos pasados: a los 11 años, su mamá le dejó oler este perfume recalcando que ese era el aroma del estilo francés. Ahora, asegura que encuentra fascinante la intuición de Gabrielle Chanel para crear una fragancia que correspondiera a lo que ella quería usar y que, más de cien años después, sigue siendo igual de cautivadora.