Para Rodolfo García de Alba y Alberto Ponce, cofundadores del despacho arquitectónico GAP Studio , la chispa nació en los pasillos de la Universidad Iberoamericana. Desde el primer encuentro, sus diferentes perspectivas se alinearon para construir algo extraordinario.
Cuando la pasión por la arquitectura une dos visiones: la historia detrás de GAP
Rodolfo García de Alba y Alberto Ponce, el inicio de una colaboración única
Ambos estudiantes de arquitectura, Beto con raíces en Mérida, Yucatán, y Fofo en la Ciudad de México, encontraron en sus diferencias el complemento perfecto para construir algo especial.
"Desde siempre supe que quería ser arquitecto. La arquitectura era lo que más me llamaba", comparte Beto, quien dejó su tierra natal en 2018 para perseguir su sueño en la Ibero. Ahí fue donde vio por primera vez a Fofo, a quien describe como “el más aplicado” de la carrera. Aunque no trabajaron juntos durante sus años universitarios, su amistad creció alimentada por la admiración mutua y valores compartidos.
El verdadero clic profesional llegó cuando trabajaron juntos en el proyecto del Centro Náutico en Yucalpetén. "Nos dimos cuenta de que encajábamos perfectamente como personas y como arquitectos", nos cuenta Fofo. Desde entonces, la dinámica entre ellos se ha definido por el equilibrio: Beto, el creador sin riendas, y Fofo, el estratega metódico.
“Somos como el Yin y el Yang. Esa mezcla hace que nuestros proyectos funcionen tan bien”, comenta Fofo. Bajo la premisa de que "la mejor idea siempre gana", GAP se consolidó como un despacho que prioriza el proyecto sobre el ego.
GAP Studio, d
iseñando lo eterno
El enfoque de GAP trasciende las modas. Para ellos, la sostenibilidad no es solo una palabra de moda, sino un compromiso con la durabilidad y la identidad. “La verdadera sostenibilidad es construir con materiales que duren y respeten su entorno”, explica Beto.
Un ejemplo claro es Onoma, un restaurante ovalado en Yucatán, donde utilizaron piedra caliza local como elemento central, integrando el material al diseño de una manera tan artística como funcional. Esta filosofía les permite crear espacios únicos que cuentan historias a través de cada detalle.
Cada proyecto de GAP representa un laboratorio de ideas. Desde el techo ovalado de vidrio en Onoma hasta un mural cerámico que involucró 40 revisiones, la pareja de arquitectos nunca escatima en esfuerzo. "Los retos nos ayudan a crecer como personas y profesionales", nos cuenta Fofo.
Un equipo donde todos tienen voz y voto
GAP también destaca por su estructura organizacional joven y democrática. “La mejor idea siempre gana, sin importar de quién venga”, dice Beto. Este ambiente fomenta la innovación y permite a cada miembro del equipo contribuir con su perspectiva.
¿Qué sigue para GAP?
Con planes de abrir oficinas en Mérida, Madrid y Miami, GAP apunta a ser un referente en arquitectura internacional. Su misión es clara: diseñar espacios atemporales que trasciendan las tendencias.
¿Te interesa estudiar la licenciatura de Arquitectura? Fofo aconseja obsesionarse con el oficio, mientras que Beto sugiere explorar otras disciplinas antes de comprometerse plenamente. “Yo tuve que alejarme para descubrir que la arquitectura era mi camino”, nos confiesa.
Con pasión y una visión compartida, GAP está redefiniendo lo que significa construir para el futuro. Su historia apenas comienza, pero sus proyectos ya están dejando una huella.