En las últimas dos décadas, México ha experimentado un creciente interés y desarrollo en el arte y las áreas creativas. Las fechas cuadran con la creación de nuevas instancias que ponen sus esfuerzos en ello. Tal es el caso de CENTRO, la primera universidad del país en fijar su mirada en ello.
Gina Diez Barroso: 20 años de poner la creatividad al CENTRO
La historia de CENTRO
Para adentrarnos a la historia de CENTRO hay que remontarnos al inicio de la década de los 2000, cuando a Gina Diez Barroso, una mujer visionaria y de alma emprendedora, le surgió la idea de formar una institución que profesionaliza la creatividad en México. En ese momento, las carreras relacionadas a las artes estaban devaluadas. Gina buscaba demostrar que tener una gran vida empresarial y desarrollar tu pasión no tenían porque ser caminos opuestos. “Yo quería mezclar los dos hemisferios, derecho e izquierdo del cerebro. Esa era mi visión: demostrar que la creatividad es un negocio, empecé hace 25 años, porque nos tardamos como cinco en la parte de desarrollo académico. Hoy se ve fácil pero esas carreras no existían”, comparte la empresaria.
Para conseguirlo, necesitaba formar un equipo con personas que compartieran esa misma visión, y ahí fue donde empezó el viaje. Le recomendaron a una mujer en Austria, Kerstin Scheuch, quien se incorporó al equipo en 2001. En ese momento Gina Diez Barroso, Abraham Cherem, Pedro Aspe y Enrique Norten ya visualizaba la necesidad de una institución como CENTRO. Al principio, el proyecto contemplaba la construcción del campus en Santa Fe, un desarrollo ambicioso diseñado por Enrique Norten. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que estar asilados en esa zona significaba perder la esencia vibrante de la ciudad y la interacción con el entorno creativo y cultural que son cruciales para el aprendizaje y la innovación. Así comenzó una búsqueda de tres años por el terrero perfecto hasta encontrar el espacio indicado.
Revolución Cultural
En el año 2003, mientras CENTRO nacía como una institución dedicada a la creatividad y la innovación, México experimentaba una explosion cultural, pues surgen movimientos y eventos culturales como Zona Maco y Design Week que marcaron un antes y un después en la escena del diseño y la arquitectura del país. Todo esto formó una atmósfera creativa que inspira a diseñadores, artistas y arquitectos, impulsados por un espíritu colaborativo que se sentía en cada rincón de la ciudad. Este lugar, cercano a centros comerciales, culturales y gastronómicos, se presentaba no sólo como un sitio estratégico para los estudiantes, sino también como un espacio integrado en una comunidad diversa, lejos de cualquier burbuja. CENTRO comenzó como una pequeña comunidad de sólo 17 empleados y 19 maestros. Sin embargo, esa semilla pronto floreció en una institución que a lo largo de los años ha crecido significativamente, no solo en tamaño sino en impacto.
Hoy ofrece ocho licenciaturas, 20 posgrados y un amplio programa de educación continua. Con más de 3,700 egresados, 2,000 estudiantes activos, más de 350 docentes y 200 colaboradores, CENTRO es un ejemplo exitoso de emprendimiento sostenible con propósito. Además, es una de las pocas instituciones educativas en Latinoamérica liderada por mujeres. Gina Diez Barroso, presidenta de CENTRO, se describe como una emprendedora en serie pero obsesionada con la transformación. Estas dos características se ven claramente reflejadas en el crecimiento exponencial de la institución, el cual ha sido impulsado por un enfoque único que sitúa a la creatividad en el centro de su oferta educativa y la fusiona con negocios, tecnología y ciencia.
La mancuerna CENTRO Y Moma
El 2012 fue un año clave: el Museo de Arte Moderno (MoMA) decidió centrar su mirada en México a través del programa Destination: Design. CENTRO jugó un papel fundamental en esta iniciativa, ya que el esfuerzo para que las piezas de artistas mexicanos fueran exhibidas y puestas a la venta en la MoMA Store durante seis meses estuvo en manos de Katy Thorton, directora de las tiendas del MoMA, Gina Diez Barroso, presidenta de CENTRO, Kerstin Scheuch, directora de CENTRO y el equipo de la universidad, quienes se encargaron de la logística y organización, así como de la producción del primer Directorio de Diseño Mexicano, el cual consta de alrededor de 300 páginas y en donde se plasma la información de todos aquellos creativos a los que buscaron en ese entonces.
¿El resultado? una de las ediciones más exitosas del MoMA que superó las expectativas de eventos previos dedicados a otros países. “Nos dijeron que la edición de México fue la más exitosa y creo que se debe a que CENTRO creó un sistema de logística donde tratamos de que la gente del MoMA viera la mayoría de los diseñadores”, platica Kerstin.
Hablar de CENTRO es hablar de innovación, de cambio, de una mirada firme hacía un futuro sustentable. La arquitectura de CENTRO, desde su primer edificio, refleja esta misma filosofía. Jan Hendrix, el artista elegido para crear la pieza emblemática del campus, optó por representar semillas de la selva Lacandona en sus diseños. Estas semillas provienen de una de las regiones con mayor biodiversidad en el mundo y a su vez simbolizan la diversidad como fuente de creatividad y educación.
Para Jan, estas semillas no solo representaban la biodiversidad, sino también la idea de un semillero, un lugar donde la educación tiene el poder de transformar vidas y por ende impactar directamente en la sociedad. Con el paso de los años, cuando se inauguró el actual campus, Jan volvió a contribuir con su arte, esta vez con piezas inspiradas en flores que crecen, se expanden y se multiplican, creando nuevos jardines. Este crecimiento simbólico reflejaba la expansión de CENTRO y su influencia en la comunidad educativa y creativa.
La sustentabilidad como pilar
Además, el compromiso de CENTRO con la sostenibilidad se hizo evidente durante la construcción del nuevo campus. Desde el principio, el objetivo no era solo construir un edificio emblemático en la ubicación correcta, sino también crear un espacio que reflejara los valores de sostenibilidad. A medida que avanzaba la construcción, el equipo de CENTRO se involucró profundamente en los principios de LEED, un estándar para edificios sostenibles. Aprendieron todo sobre la importancia de utilizar materiales locales y aprovechar al máximo los recursos naturales del entorno, como el sol y el aire.
Este enfoque trajo como resultado la obtención de la certificación LEED Platino, el nivel más alto de sostenibilidad, un logro que resultó ser crucial durante la pandemia. Las medidas implementadas, como la ventilación natural y el uso de materiales sostenibles, demostraron ser beneficiosas no solo para el medio ambiente, sino también para la salud y el bienestar de los estudiantes, profesores y colaboradores. Hoy en día, CENTRO es un referente en educación creativa y un ejemplo de cómo la colaboración, la innovación y la sostenibilidad pueden transformar no solo una institución, sino una sociedad.
Con su historia profundamente arraigada en la colaboración y el respeto por la diversidad, CENTRO siembra las semillas de la creatividad, inspira a nuevas generaciones a transformar el mundo que los rodea. Tienen planes de expandirse, tanto en su campus en la CDMX como en nuevas ubicaciones internacionales. Este crecimiento incluirá la creación de dormitorios para estudiantes internacionales y una mayor penetración digital. El sentido de comunidad y la pasión son piezas claves en la universidad. “Es difícil entrar a CENTRO pero es más difícil salir: de aquí no se salen, los alumnos no se quieren ir; acaban de graduarse y quieren estar en diplomados o ser profesores”, finaliza Gina Diez Barroso.