Platicamos con ella sobre Con t Arte, uno de sus más recientes proyectos. Valentina es auténtica, relajada y curiosa. Desde que nos vimos nos quedó claro que el arte la mueve. Es hija de Soumaya Slim y Fernando Romero, fue moldeada por el entorno que la rodeaba: con un papá apasionado por la arquitectura y una mamá dedicada al mundo de las artes, aprendió que la verdadera conexión comienza con uno mismo. También podemos presenciar que es una mujer de alma vieja a la que le gusta mostrarse sin filtros.
Valentina Romero nos habla de Con t Arte, su nuevo proyecto
Con puro en mano, siempre en falda y un profundo amor por las artes, Valentina Romero está en un constante proceso de volverse cada día más auténtica y fiel a su esencia.
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La artista se sentía cansada de las conversaciones banales, por lo que durante uno de esos episodios de insomnio que te hacen cuestionártelo todo, le surgió la idea de crear Con t Arte, un juego en el que las preguntas incómodas toman protagonismo. Se imaginó un mundo donde la autenticidad y la conexión genuina fueran la moneda de cambio.
Con t arte invita a las personas a compartir sus historias. Sin importar quién seas o de dónde vengas, el objetivo central del juego es que te permitas romper con las barreras y te des la oportunidad de tener un acercamiento profundo con las personas con las que te encuentres. Para la creadora, “todo lo que cuentas es, al final, tu propio arte”.
Diferentes restaurantes, bares y cafeterías han acogido el juego desde su inicio. Con mucha ilusión recuerda una de las experiencias más impactantes desde que surgió Con t Arte: Presenciar a un hombre adulto, típicamente distante de sus emociones, abrirse y llorar mientras jugaba en un bar, pues tuvo un recordatorio poderoso de que el arte tiene el poder de romper barreras emocionales y conectar a las personas en un nivel más profundo.
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Pero la historia de Valentina no se limita a su juego. Su faceta como artista ha sido moldeada por sus experiencias y encuentros. Trabajó en la galería de Hilario Galguera en diferentes proyectos y el galerista se convirtió en una figura clave en su historia, ya que la ayudó a aceptar y abrazar su identidad artística. “Recuerdo una noche en un bar con gente de la galería, mientras platicabamos, surgió el tema de un proyecto de diseño gráfico. En ese momento, sin pensarlo, le dije a Hilario que yo no era artista. Esa conversación fue un punto de inflexión para mí”, dice.
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Con la mirada hacia el futuro, Valentina busca que su trabajo siga siendo una fuente de inspiración, autenticidad y conexión en un mundo que cada vez parece más distante. Su sueño no es solo crear arte, sino un espacio donde todos puedan encontrar un sentido de pertenencia y expresión. Para ella, no solo se trata de una profesión, es un estilo de vida, una herramienta capaz de romper las fronteras del tiempo y el espacio. “Un artista crea arte por default de forma inconsciente en todo lo que hace”, finaliza Valentina Romero.
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