Se abren las puertas de la casa y después de aproximadamente tres minutos en la camioneta estamos en el refugio de Pablo Hermoso de Mendoza . Los paseos del rancho están señalizados con carteles que llevan los nombres de sus diferentes caballos, el principal de ellos: Cagancho, quien en vida robó el corazón de cientos de aficionados gracias a su carisma y belleza. Era de raza lusitana y de pelo negro cuatralbo, es decir, con las cuatro patas blancas, además de un franja, (blanca también) en la frente.
Pablo Hermoso de Mendoza se despide de La México este 5 de febrero
Llegamos a la casa principal y nos recibe sonriente Miren, esposa del rejoneador. “Pablo está desayunando, enseguida nos acompaña”, dice mientras saca unas barras de amaranto para compartir con nosotros. Cinco minutos después, con el porte y la elegancia que caracteriza a uno de los toreros más relevantes de nuestro país, sale por la puerta de la cocina. Ya en la casa club tomamos asiento en la sala, estábamos a punto de iniciar nuestra conversación, cuando de pronto aparece su hijo Guillermo, el responsable de continuar con el legado.
Estamos frente a un hombre sencillo, centrado y de familia, sabe que es un referente en el mundo de la tauromaquia, pero una vez que sale del ruedo vuelve a su centro, deja atrás al rejoneador y regresa a su papel de padre, esposo y amigo. Ha marcado una carrera llena de éxitos y momentos memorables para los amantes de la Fiesta Brava, desde su primer rabo en la plaza México, la maestranza de Sevilla, otro rabo más en la en Santa María de Bogotá, entre muchos logros que pasarán a la historia y… hablando de su historia, cómo olvidar a Cagancho, parte indispensable de su carrera: maestro y compañero del destacado rejoneador y parte fundamental de la familia Hermoso de Mendoza, cuando le preguntamos por él notamos un cambio en su cara y con mucha ilusión comenzó a hablarnos de su caballo. “Fue mi mentor, mi estrella, con el que conseguí abrirme paso en esta profesión. Nos hicimos famosos los dos, cuando él entraba a la plaza yo sentía que la gente se ponía en pie”, platica Pablo Hermoso nostálgico.
Tantos años de compartir su arte y ofrecer a los taurinos un espectáculo único, hacen que su partida traiga consigo un sabor agridulce para muchos. Este es un planteamiento que Hermoso de Mendoza se hizo durante toda su vida, “¿cuándo sería el momento” se preguntaba. “Antes pensaba que iba a ser mis 40 años, después se fue alargando porque la carrera me lo estaba dando todo. Ahora con la llegada de Guillermo me planteé que el futuro estaba garantizado, es una retirada que tiene nostalgia, mucha nostalgia, pero no me hace ponerme triste. No estoy diciendo adiós a la profesión, a montar a caballo, no me estoy retirando de este mundo, simplemente es como bajar de un gran circuito”, dice Pablo Hermoso mientras observa la vista a su rancho desde la ventana de su sala.
La primera vez que Hermoso de Mendoza se presentó en la Plaza México fue en 1999, ahora 24 años después llegó el momento de despedirse este 5 de febrero. “Me siento con una ilusión tremenda, desde luego no van a faltar motivos para que sea una tarde especial. La reapertura de La Plaza México después de haber estado cerrada estos años, mi despedida, la corrida de Los Encinos que es una ganadería emblemática en mi carrera, será una corrida cargada de emociones, espero que sea muy especial también para el público”, dice.
También mencionó la valía de la familia en su vida. Desde la influencia de sus abuelos hasta la formación suya, Hermoso de Mendoza destaca la importancia de los valores familiares en su vida y carrera. La dualidad de vivir entre España y México ha enriquecido la experiencia de sus hijos, creando una conexión especial entre ambas culturas. Ahora, tras el anuncio de su retiro existe una mirada al futuro a través de Guillermo, el maestro aconseja a su hijo sobre el respeto por la tradición y los valores de la fiesta brava, transmitiendo la esencia de su legado.
Después de tener una conversación con Hermoso de Mendoza nos queda claro que la pasión lo mueve, es un hombre sencillo al que le gusta disfrutar y compartir su arte con aquellos que son capaces de apreciarlo. Al terminar la entrevista Pablo Hermoso regresó con tranquilidad a la casa principal del rancho para descansar, dedicar tiempo a sus hijos y esposa y alistarse para las próximas corridas que lo esperaban. “Quiero que la gente me recuerde por su disfrute. Un artista no es dueño de su arte, sino que es de todo aquello que sea capaz de admirar. Entonces que la gente simplemente me recuerde por las sensaciones y la felicidad que pudo vivir conmigo”, finaliza.