Turquía conquistó a una mexicana. Es fácil enamorarte de un lugar como ese espectacular país que se divide entre Europa y Asia. A María Fernanda Gómez Pettersen le pasó hace algunos años, cuando conoció la cultura turca, sus textiles y su medicina natural. Desde ese momento supo que quería traer algo de allá a nuestro país.
Mafer Gómez Pettersen trae a México lo mejor de Turquía
Así lo hizo y junto a su socia Hande Cozel una mujer turca, decidió crear Zeliha, una marca dedicada a compartir, respetuosamente, los remedios de salud ancestrales y otras curiosidades que hacen única a esta rica región.
“Cuando llegué allá conocí su forma de vida, de alimentación, las costumbres y vi que hay muchas cosas que son muy parecidas a México, son países muy cálidos y acogedores y me sorprendió mucho que el consumismo es menor y apuestan por cosas que vienen de la tierra”, platica Mafer en nuestra entrevista y recuerda que llamó mucho su atención la vida orgánica y natural que eligen y es accesible para muchas personas y que en nuestro país sigue siendo muy de nicho.
Así como nosotros tenemos nuestra propia herencia, vivir la turca ha sido muy enriquecedor para esta mexicana que se involucró de lleno en la agricultura y conoció distintas semillas que hoy se han convertido en sus must para todos los días, pero que para ellos son algo muy normal y ancestral, incluso utilizadas hace siglos en el antiguo Egipto.
“Ver qué nos da la tierra en cada parte del mundo me ha hecho apreciar las cosas que salen de México”, comparte, y conocer la variedad de productos agrícolas que Turquía tiene por ofrecer fue gracias a su socia. “Ella viene de una familia agrícola, con plantíos de olivos y otras especies”.
Cuando se conocieron, en México, Mafer era una mujer con sobrepeso y al momento de iniciar su sociedad, Hande la introdujo y motivó para llevar una vida más natural y saludable, presentando a ella semillas como el comino negro, el cual ayuda a disminuir los azúcares de la sangre, entre otros beneficios que la han motivado a compartir su ya amplio conocimiento, el cual fue adquiriendo gracias a su personalidad curiosa y creativa.
Hacer de estas semillas aceites esenciales también ha sido una labor muy enriquecedora y ha significado un gran reto para Zeliha, ya que desde su creación, hace tres años, han buscado certificaciones que avalen que cuentan con un buen producto, por lo que no se han dedicado a reetiquetar lo que ya existe en el mercado, al contrario, buscan siempre la mejor calidad.
Y esta exigencia no solo recae en los aceites, ya que se han involucrado también en la joyería, accesorios de hogar y se han retado para trabajar con espectaculares textiles también ancestrales. “Tenemos toallas, batas y colchas con tejidos cien por ciento orgánicos pero estas son, además, muy tradicionales, ya que son el estilo que se usa hace milenios en Medio Oriente” comparte.
Tónicos para hacer crecer las pestañas, aceites, textiles, joyería y próximamente artículos de hogar, Zeliha sigue buscando en qué otros territorios involucrarse para traer a nuestro país un poquito de la magia que envuelve a Turquía.