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Vanessa Hoppenkothen: Feliz e ilusionada a unas semanas de su boda

La conductora Vanessa Hoppenkothen revela en exclusiva para Quién todos los detalles de su noviazgo y su compromiso con el empresario Ricardo Dueñas y nos da un adelanto de su vestido de novia.
lun 26 septiembre 2022 06:49 PM
Vanessa Huppenkothen nos cuenta cómo le pidió matrimonio su novio
Vanessa Huppenkothen nos cuenta los detalles de su compromiso matrimonial

Después de algunos años de noviazgo, y a pesar de que Vanessa Huppenkothen no se lo esperaba para nada, Ricardo Dueñas, director general de OMA, le dio el anillo en Italia. En exclusiva para Quién, la conductora nos cuenta sobre su relación, por qué darle una segunda oportunidad al matrimonio, cómo fue la pedida de mano y cuáles son su planes a futuro.

Aunque podrían haberse cruzado antes (iban en la misma universidad, el ITAM, y después él fue profesor ahí), fue hasta que coincidieron por un amigo en común que se conocieron. Al principio, ambos pusieron resistencia pero, como ella misma lo dice, “cayeron”.

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“Ricardo es mi bastón en todo y mi porrista número uno, y creo que es al revés también”, dice Vane, quien asegura que en él encontró la estabilidad que tanto anhelaba. Aunque ella estuvo casada antes con el empresario Juan Fernández Recamier, está convencida de que esta vez no haría nada diferente.

“Me considero una buena mujer. Creo que no hice nada malo ni me equivoqué en mi matrimonio anterior, simplemente estábamos chicos y tomamos una decisión apresurada. Ahora tengo una relación mucho más madura, estoy segura de estar con la persona que estoy y de compartir mi vida con él. Además, los dos estamos en el mismo camino y tenemos los mismos objetivos”, contó la periodista de 38 años en entrevista exclusiva para Quién.

Vanessa Huppenkothen nos cuenta cómo le pidió matrimonio su novio
Vanessa Huppenkothen nos cuenta los detalles de su compromiso matrimonial

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A pesar de estar felices e ilusionados por comenzar esta nueva etapa, no todo fue miel sobre hojuelas. La periodista cuenta que hubo momentos en que tuvo que dejar algunas cosas claras: desde que le tenía que pedir que fuera su novia para comenzar una relación, hasta cuestionarle qué era lo que él quería de su vida. Porque ella siempre lo tuvo claro: formar una familia. De hecho, ya pasado el tiempo, cuando ella le tocaba el tema del matrimonio, Ricardo le daba largas y Vane estaba convencida de cortar.

Mientras tanto, y sin que ella lo supiera, Dueñas ya estaba buscando el anillo para la que se convertirá en su esposa este próximo noviembre.

Aunque se dedican a cosas totalmente diferentes (ella al periodismo de deportes y él al sector aeroportuario y de infraestructura), han logrado encontrar ese equilibrio que les trae paz y estabilidad. Además, una de las claves de su relación es, sin duda, la admiración mutua que existe entre ellos.

Vanessa Huppenkothen nos cuenta cómo le pidió matrimonio su novio
Vanessa Huppenkothen nos cuenta los detalles de su compromiso matrimonial

¿Cómo se conocieron?

Nos presentó Toño Taracena, un amigo en común, que llevaba años queriéndolo hacer. Yo tenía novio y él tenía novia pero siempre me decía: “te voy a presentar a ‘Duench’”. La primera vez que lo vi yo acababa de cortar y Toño pasó por mí. Fuimos a un lugar y nos lo encontramos ahí; él estaba con dos niñas abrazado y dije: “no hay forma, no es para mí, eso no es lo que busco: yo quiero una persona tranquila y que no esté viendo con qué niña salir”. Me negué y él también, porque mi rollo de la televisión no le gustaba, y yo tampoco me sentía muy identificada con Ricardo.

Claro que lo admiraba porque es un tipo súper inteligente y además estudiamos en la misma universidad, pero con unos años de diferencia. Además dio clases ahí; pudimos haber coincidido, pero no pasó. Había mucha admiración de mi parte pero sabía que era un poco player y yo ya había sufrido mucho por amor, así que buscaba algo más estable.

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¿Quién hizo el primer approach?

Él me llamaba y me buscaba. Imagínense, un viernes me marcó y me dijo: “¿Qué vas a hacer hoy?”. Yo le dije que trabajar y él contestó: “¿Cómo? ¿Pero a qué hora sales?”. Cuando le dije que a la 1 de la mañana, se ve que le di mucha flojera y se alejó. Luego nos encontramos en un antro y ahí empezamos a platicar, después me volvió a buscar y fuimos a cenar.

¿El primer date fue una cena?

Fue una cena y después de ese día no nos volvimos a soltar.

¿Pero cómo se fue desenvolviendo todo?

Obviamente con las altas y bajas de una relación normal. Yo creo que al principio él le tenía algo de miedo al compromiso, entonces yo tuve que ser clara. Le dije: “Oye, ¿qué quieres de tu vida? Porque yo quiero formar una familia”. Si no eres clara y honesta puedes perder tu tiempo muchos años, ya le ha pasado a muchas mujeres. Fueron buenos meses de aprendizaje [risas]. Para mí también era importante que Ricardo supiera lo que él quería, creo que las mujeres a veces somos más claras en eso.

¿Quién dijo ‘te quiero’ primero?

Ricardo. No me acuerdo cómo o cuándo pero sí fue él porque yo no me atrevía [risas]. Yo era de las que pensaba: “no le voy a marcar, no le voy a decir ‘te quiero’, no me voy a acercar a darle un beso y no le voy a decir cuándo andamos, o sea me tiene que llegar”. Sí era muy conservadora. Él no entendía, me decía que a esas alturas nadie le llegaba a las niñas [risas], y yo le respondía: “Claro que sí, siempre”.

¿Y sí te llegó?

Ya llevábamos un rato saliendo. Alguien le preguntó que qué éramos y yo me quedé callada. En la noche, Ricardo me dijo: “Oye, ¿qué somos?”. Yo le contesté que nada porque no me había llegado. Entonces se arrodilló y me preguntó si quería ser su novia.

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¿Cómo te pidió que se casaran?

En mi bucketlist siempre estuvo ir a la costa amalfitana, a Positano y Capri porque se me hacía súper romántico. Nos fuimos de viaje a Italia y cuando estábamos en Positano nos quedamos en un hotel espectacular que se llama Le Sirenuse. Ahí hay un restaurante muy nice, con estrellas Michelin. Ese día, Ricardo estaba muy nervioso y me decía que por favor no llegara tarde a la cena –cosa que en mi caso es algo complicado [risas]– porque eran muy especiales y te quitaban la reservación.

Yo hasta me enojé un poco porque me metió demasiada presión y le dije que se fuera a dar una vuelta y dejara de ‘intensear’ [risas]. Cuando llegamos nos dieron una mesa súper linda en la terraza y la vista era espectacular. Llegó un trío a tocar música italiana con sus guitarritas y, de repente, empezaron a cantar What a Wonderful World; en ese momento, Ricardo se hincó y abrió la caja. ¡Yo no lo podía creer! Todo estuvo súper lindo y le echó muchísimas ganas. Nos pusimos a llorar y toda la gente aplaudía, muy romántico todo.

¿No te lo esperabas para nada?

La verdad no, porque yo sabía que él era el forever alone [risas].

¿Pero no habían hablado del tema?

Sí, pero él me daba largas y no me decía nada. Entonces yo empecé a hacer mi vida porque ya no me veía ahí, y mientras tanto Ricardo estaba escogiendo anillo, que por cierto se tardó como seis meses en hacerlo porque quería que el joyero se trajera el diamante de no sé dónde, pero que si la montura no sé qué, y que si la claridad tenía que ser tal... qué te digo, es un experto [risas]. Me dijo que durante todo ese tiempo reflexionó muchísimo sobre la relación, que quería que fuera un anillo muy escogido y que el proceso había sido muy especial para él. Cuando me lo contó me encantó, porque pensé: “está haciendo las cosas bien”. Y sí, quería que todo fuera perfecto.

¿O sea tú pensabas en cortar regresando de tu viaje?

Sí, obvio. Yo ya lo iba a cortar, decía: “ya no más” [risas].

¿Ricardo se ha involucrado en el proceso de la boda?

Muchísimo. Él es el bridezillo de la relación [risas]. Está con las pruebas, que si esto y que si lo otro. Yo estoy muy tranquila, aunque mi vestido me inquieta un poco.

Cuéntanos de tu vestido...

Siento que pequé y no sé si es el vestido correcto. Espero sentirme bien ese día. Es demasiado sencillo, no tiene crinolina ni muchos detalles: es tela blanca, eso sí, con un corte espectacular... Ay no sé, espero que sí sea el bueno [risas].

¿Tenías algún otro finalista?

Sí, de hecho me iba a ir por otro que tiene perlas de la misma marca, pero mi papá me dijo que nunca me pusiera perlas porque son lágrimas, entonces me lo metió mucho en la mente y decidí irme por el que ya había escogido. Le voy a meter unos aretes o un collar muy lindo.

¿Te lo compraste aquí en México?

No, en Vera Wang en Nueva York. Y aquí sí quiero contar la historia del vestido: me lo fui a probar y el del showroom me quedaba perfecto. Cuando llegué a mi primera prueba me lo habían pedido tres tallas más grande. No estaba enojada: estaba fúrica, no entendía por qué si me había quedado pintado habían hecho eso. Me explicaron que es mejor que sobre tela a que falte, pero estaba vuelta loca. Ahora lo están ajustando y espero que quede bien. En dos semanas tengo prueba y en septiembre lo recojo.

¿Con quién vas a ir a recogerlo?

A la primera prueba fui con una amiga y a recogerlo voy a ir con mi mamá.

¿Vas a tener despedida de soltera?

Tuve una, me fui con mi mamá a Europa. Originalmente era con mis amigas, pero una se embarazó, otra acaba de tener un hijo y no nos pudimos poner de acuerdo. No me gusta la fiesta, no fumo, no tomo y soy muy de flojera, entonces creo que haberla hecho con mi mamá nos unió más y me encantó haberla compartido con ella.

¿A dónde se van a ir de luna de miel?

A África.

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Estuviste casada antes, ¿por qué darle una segunda oportunidad al amor?

Estaba muy joven cuando me casé (24 años) y teníamos muy poco tiempo de conocernos; nos casamos a los tres meses. Como buena mujer joven me aloqué y dije: “es el hombre de mi vida”. Ahora, a la edad que me estoy casando, y después de haber trabajado, vivido, viajado y conocido, tengo una relación mucho más madura y estoy mucho más segura de estar con esta persona y de compartir con él el resto de mi vida. Si estás con la persona correcta y tienen un objetivo en común, creo que mi edad es buena edad para casarte.

¿Qué harías diferente esta vez?

Para empezar estoy con una persona diferente, y esto no significa que mi ex es mala persona, simplemente tengo más cosas en común con Ricardo. Los dos vamos por la misma línea y tenemos los mismo objetivos, la madurez nos ha ayudado. A veces los viajes son complicados pero es algo que él entiende perfecto, aunque yo también ya escojo más los viajes y el trabajo que hago. No haría nada distinto, me considero una buena mujer.

¿Te gustaría tener hijos?

Sí, claro, me encantaría.

¿Cuántos?

Dos, creo que es el número perfecto.

¿Tienen hablado para cuándo?

El próximo año, y que fueran gemelos sería lo mejor. Mi abuela era gemela así que sí tengo probabilidad [risas]. Siento que ya te echas la chamba de uno en dos. Desde chiquita siempre he tenido esa inquietud, mis hermanos son mucho más grandes que yo y me hubiera encantado tener un hermano o hermana de mi edad.

¿Le pondrías un alto a tu carrera en ese tiempo?

No, para nada. Siempre he sido workaholic. Me encanta mi trabajo y lo disfruto muchísimo: siempre hay cosas nuevas que cubrir, nuevas experiencias, los deportes van cambiando día a día. No me veo sin trabajar, me tomaría los meses necesarios pero nunca lo dejaría. Además, esa es una de las cosas que le gustan a Ricardo de mí. Ser mujer independiente, llegar a tus metas y estar bien contigo misma te hacen sentir segura y autosuficiente.

¿Dónde van a vivir?

Por el trabajo de los dos, en México. Es el mejor lugar para ambos por lo menos por los próximos dos años.

¿Qué encontraste en Ricardo que en otro no?

Una admiración total, completa y absoluta. Se me hace una persona muy inteligente, que a su edad ha logrado cosas que normalmente señores mucho más grandes tendrían. Es muy luchón, trabajador y dedicado.

¿Y qué es lo que más te cuesta de él?

Que no le gusta el deporte. Al principio yo lo llevaba a mis clases y él iba en Converse [risas]. Pero le ha ido gustando y le ha ido agarrando la onda: le encantan la Fórmula 1 y el tenis, entonces eso ya es un gane. Pero por ejemplo, los domingos yo soy la que quiero ver el futbol o ir a partidos de americano cuando estamos en Estados Unidos.

Aunque no me puedo quejar, es un tipo muy completo: es sano, no tiene vicios, es muy familiar... hombres así ya escasean o no los encuentras fácilmente.

¿Cómo te llevas con tu familia política?

Muy bien. Su papá es chistosísimo, su mamá siempre está atenta de nosotros y nos vemos mucho. Somos una mini familia: ellos son solo dos hijos hombres entonces me adoptaron como la niña, claro, a la pareja de Sergio [su hermano] también. Puedo ser totalmente yo con ellos y eso me encanta, la verdad me han arropado muy bien.

¿Y él con la tuya?

También súper bien. Mi mamá es bien difícil y lo ama; la hace reír, cosa que a veces es complicado en ella. Es una suegra exigente porque siempre quiere lo mejor para sus hijos, y aunque mis cuñadas son lo máximo, con mis novios sí ha sido más difícil [risas].

¿Cómo se dicen de cariño?

Yo le digo ‘John’ o ‘Pupetto’. Italia nos encanta y Pupetto significa ‘muñeco’ en italiano, y pues se oye más bonito así, entonces él también me dice ‘Pupetta’. Y ‘John’ es por una larga historia [risas]: resulta que su ex le decía ‘ratón’ y cuando lo conocí él me decía así. Un día me encontré una carta donde ella le ponía así y le dije: “¿Cómo me dices igual que a tu ex novia? ¿Estás loco? Jamás te voy a decir ‘ratón’”. Entonces le empecé a decir ‘tón’, después ‘Elton’, y luego ‘Elton John’, y pues ya finalmente ‘John’ [risas]. Si su ex lee esto se va a morir de risa.

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