Es cierto, vivimos un momento vibrante para la diversidad. Pero aún hay historias de acoso, represión y discriminación que nos recuerdan la importancia de seguir visibilizando la libertad. Estas historias son un contundente testimonio.
Ophelia Pastrana, influencer y activista, comparte este testimonio. Este texto se publicó en la edición 461 del mes de junio de Quién con el título My Coming Out Story.
Cumplo 10 años del inicio de mi tratamiento hormonal; 9 años desde el inicio formal de mi transición. Son 10 años de aprender, y reaprender y reevaluarme. Habrá mucho que decir de cómo eran las cosas para mí antes de arrancar. Pero sirve más si nos comparto tres importantes aprendizajes que adquirí.
Absolutamente todo el mundo te va a decir que vas “muy rápido” con tu transición ¿Por? Nadie ve los meses que pasamos pensando en la transición. Pocas personas entienden lo que es ver nuestras fotos y no entenderlas.
Las transiciones son para siempre, pero porque siempre te vas a querer reinventar. Seas trans o no.
Puedes transicionar seis veces, si así lo deseas. En un sentido o en ambos sentidos, o hasta sin sentido. Cada que algo no te guste, puedes transicionar de nuevo. O destransicionar. O retransicionar. Y quien es para ti, estará en esas cien transiciones y sin condiciones.
Las transiciones son para siempre, pero porque siempre te vas a querer reinventar. Seas trans o no. Me tomó demasiado tiempo entender que mucha gente quisiera tener nuestra libertad de decir “estoy transicionando”, pero no se les enseñó a apreciar decirlo. Todo el mundo es trans, nomás no cualquiera sabe vivirlo.
