Es cierto, vivimos un momento vibrante para la diversidad. Pero aún hay historias de acoso, represión y discriminación que nos recuerdan la importancia de seguir visibilizando la libertad. Estas historias son un contundente testimonio.
Adolfo Cerqueda, alcalde de Ciudad Neza, comparte este testimonio. Este texto se publicó en la edición 461 del mes de junio de Quién con el título My Coming Out Story.
Siempre actué con libertad en casa, desde la primaria estuve en festivales y la secundaria fui el único varón en el taller de secretariado. No tuve necesidad de esconderme porque me gustaba actuar, cantar, hacer gimnasia, practicar jazz o ballet; peinar o maquillar. Pero las burlas eran demasiado fuertes, no solo por ser gay, sino porque era gordito, afeminado y con tics nerviosos. El único refugio era mi casa.
Soy el primer alcalde abiertamente homosexual de nuestro país, padre de familia, pero el mismo niño que un día soñó con ser alguien.
En algún momento tuve un amor, de esos que te marcan, donde aprendí lo que no quería para mi vida porque había violencia. Mi entonces pareja me obligó a decir en casa que era gay. Me acerqué a mi mamá, pero sus palabras fueron tan fuertes y sabias que me reconfortaron. Tiempo después -ya sin ese novio- mi papá me llevaba al trabajo y en el coche me dijo: “hijo, no sé lo que tú quieras ser o te guste, pero que te quede claro que eres mi orgullo, eres mi gallo y que nunca permitiré que alguien te ponga la mano encima”. Después de eso me sentí el hombre más seguro, libre y amado, porque tenía lo más importante; mi familia. El resto era lo de menos.
Llegué a este momento de mi vida gracias al esfuerzo y la resiliencia, porque sigo siendo gay, sigo teniendo tics nerviosos, sigo cantando y bailando, pero también soy un profesionista y politólogo de formación. Con este cargo público he batallado con estereotipos, machismo y sexismo. Soy el primer alcalde abiertamente homosexual de nuestro país, padre de familia, pero el mismo niño que un día soñó con ser alguien.
