La historia de Carlos Slim Helú y su más grande amor: Soumaya Domit Gemayel
Ahora que todo indica que el empresario le dio una nueva oportunidad al corazón, recordamos a la que fue la mujer de su vida y aclaramos varios rumores.
El hombre más rico de México y América Latina (12 en el mundo) es también uno de los más románticos. En el altar, hace casi 56 años, el 28 de abril de 1966, Carlos Slim Helú juró que amaría y estaría "hasta que la muerte los separara", al lado de Soumaya Domit Gemayel. Ella se fue primero, el 7 de marzo de 1999, y el amor, hasta hoy, se puso en holding para el empresario.
El periodista Diego Osorno asegura que "la familia es el centro de la vida" de don Carlos, "sus hijos, hijas, yernos y algunos de sus sobrinos representan la posibilidad de mantener su imperio", que construyó al lado de doña Soumuya, incluso el millonario conglomerado familiar es una statement de amor, con la fusión de los nombres de la pareja: Carso.
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A los 24 años Carlos y sus papás, Julián Slim y Linda Helú, vivían en la colonia que también es parte del corazón del magnate, Polanco, donde comenzó revendiendo dulces a sus más cercanos, debajo de las escaleras de su casa. A unas cuadras del Parque Lincoln, en Emilio Cautelar, otra importante familia tenía su hogar, los Domit Gemayel.
Doña Linda le pidió a su hijo que la acompañara a casa de su amiga, Lili Gemayel. Sentado en la estancia vio a la que se convirtió en el amor de su vida; con 15 años Soumaya se robó, para siempre, el corazón de Carlos, que esperó dos años hasta que pudo llevar al altar a quien fue su máxima musa: un respaldo en los negocios y su maestra en amar el arte.
Cariñosa y nada pretenciosa, amante de la vida, Domit Gemayel tuvo seis hijos al lado de Slim Helú; Carlos Jr., Marco Antonio, Patrick, Soumaya, Vanessa y Johanna a quienes les enseñaron a ser consientes de la importancia de ahorrar y también de tener un feeling especial por los enfermos. Doña Soumuya padeció, a lo largo de su vida, de achaques renales.
La filantropía y mostrar su solidaridad con otros fue otra de las banderas de la esposa de don Carlos, y se la pasó al momento de su muerte, hace 23 años, por una insuficiencia renal. A doña Soumaya no pudo ayudarle en su problema hereditario ni el trasplante de riñón que recibió de su mamá, a los 30.
El amor de la pareja va más allá de la ausencia de ella, si en Agra el emperador Shah Jahãn construyó el momento en honor a la memoria de Mumtaz Mahal, en el Polanco de sus amores, Slim Helú levantó el Museo Soumaya, que con sus 700 piezas que abarcan siete periodos de la historia del arte, fue el claro mensaje de que ella sigue viva en el corazón y la mente de él.
El ingeniero contó con el apoyo de la apasionada del arte y hombro con hombro sentaron las bases, a partir de su primera Casa de Bolsa, de la fortuna que habría de llevarlo a ser, por varios años, el hombre más rico del mundo. Domit Gemayel llegó a México a los seis años y destacó por ser una gran deportista en el colegio Asunción.
Soumy y Carli, como se decían de cariño la pareja, comenzaron su vida de casados a un mes de la muerte del papá de ella. Al regresar de Europa, de su Luna de Miel, se asentaron en la calle de Alejandro Dumas y después vivieron en un departamento en Bernard Shaw 38, en el interior 901. Sus vecinos eran Nacho Cobo, Enrique y Ana María Doménech, y Rodrigo y Atenas Araya.
Atenas, quien le daba clases de cocina, recordaría en Quién que ella era "un ángel, no hay palabras para describirla. Era como una reina, parecía como que flotaba. Se le notaba la clase en la sangre. Le hablaba a sus hijos con muchísima dulzura y paciencia". Los señores Slim Domit recibían a sus invitados con una bandeja de plata con cigarros, chocolates y café turco.
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Ganadora del Premio a la Amabilidad en la escuela, mecenas de artistas, impulsora de Fundación Telmex, ayudó también a estudiantes sin recursos y llevó médicos a la Sierra Tarahumara, escribió manuales para apoya la cultura de la donación de órganos, luego de que papá y su hermano Pedro murieran de insuficiencia renal, como ella años más tarde.
Una nueva oportunidad
Don Carlos nos pronunció una frase célebre: "No me volvería a casar, la familia que tengo es a todo dar, ¿para qué la voy a descomponer haciendo otra?". La filosofía lo acompañó dese aquel triste marzo de hace 23 años, pero hoy tal parece que se da, por fin, una nueva oportunidad de amar, sin que ello signifique que doña Soumuya haya dejado de ser su máxima adoración.
La presencia constante, particularmente de un mes para acá, de Mercedes Sánchez-Navarro, mujer de abolengo, logros personales y profesionales, ocupa (sabemos de muy buena fuente) la atención romántica del empresario, a quién se le ha relacionado ya (sin confirmarse) con la reina viuda Noor de Jordania y la estrella inapagable Sophia Loren.
Con la que fue esposa del desparecido rey Hussein surgió, en España, el rumor de que tuvieron un romance, que se cultivó al amparo de supuestos encuentros constantes en la finca La Pellejera, pero el entorno cercano a Luis García Cereceda, quien los acercó —pero que no fue su Celestino—, negó un romance y confirmó una duradera amistad.
A la ex monarca Noor y a don Carlos los unió, como amigos, intereses afines, todos altruistas, como son la reconstrucción de países tras catástrofes naturales o guerras, renovación de cascos antiguos o la erradicación de minas antipersonas; sus coincidencias en cualquier parte del mundo son en función de ese trabajo en pro de lo social.
Una amistad que forjó el cine
El 18 de noviembre de 2011 Sophia Loren ponía por primera vez sus pies en Acapulco, Guerrero, dónde conoció a Slim Helú. El empresario acompañó a la diva italiana a la inauguración del Festival Internacional de Cine de la Perla del Pacífico en el Fórum de Mundo Imperial, Sandra García San Juan y su pareja Ignacio Maluquer, fueron quienes los presentaron.
Nació la cercanía, como amigos, a orillas del mar Pacífico, cuando él, después de una cena, la alcanzó para, mientras caminaban "hablar de cine", nos contó ella. Muestra de esa entrañable relación es que en la catedral del amor de don Carlos a su difunta esposa, se exhibió en septiembre de 2014 la memorabilia de la actriz, en un homenaje por su cumpleaños 80.
Su relación de amigos tiene como escenarios México y Suiza, dónde vive Sophia. "Amigos, simplemente amigos", como reza la popular canción, así lo explicó La Loren a este medio. De su "mas querido amigo, que es único", como define la estrella a don Carlos, ha admirado siempre, nos reveló, "su pasión y dedicación a las artes, y su compromiso con la vida que es inigualable".