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Don Clemente Serna Alvear… adiós a un gran líder de medios en México

El pasado viernes 12 de noviembre, el mundo empresarial de nuestro país se vistió de luto por su muerte.
mié 17 noviembre 2021 08:00 PM
Clemente Serna Alvear
Don Clemente Serna Alvear nació el 29 de diciembre de 1936 en Monterrey, Nuevo León, aunque vivió gran parte de su vida en la Ciudad de México.

Apenas pisaba las oficinas de Grupo Expansión tras bajar de su auto, don Clemente Serna Alvear saludaba a todos con un muy formal "Buenos días", pero con una cálida sonrisa. Desde el poli de vigilancia, pasando por José Luis, el valet de autos del estacionamiento, hasta Juanita y Andreita de recepción o Yola, la asistente de dirección general.

Don Clemente fue un capitán de barco único. Tenía de quién heredarlo, pues su padre Clemente Serna Martínez fundó en 1941, junto con Emilio Azcárraga Vidaurreta, la Cadena de Radio Programas de México (constituida por XEW y XEQ entre otras estaciones más).

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Desde joven supo que tenía que ganarse su lugar en el mundo de los negocios, que nadie le regalaría nada y se preparó. Estudió Administración de Empresas en el Tec de Monterrey y un posgrado en el International Institute for Management Development en Lausana, Suiza.

Don Clemente quería escribir su historia en el mundo de los medios en México punto y aparte de la gran trayectoria de su papá. Fundó entonces Grupo Medcom, un conglomerado de medios conformado por Grupo Monitor, Radio Red, Súper Red, Canal 5 de Guadalajara y Grupo Expansión.

Hablando de esta editorial, curiosamente el primer contacto del empresario con su futura empresa fue a mediados de la década de los 90 cuando Javier Martínez Staines, entonces editor de Expansión, lo invitó a formar parte del consejo de la revista de negocios: "Fue una suerte de asesoría de lujo", nos comenta emocionado.

Y fue justamente en una junta de consejo cuando se enteró que Grupo Expansión estaba en venta. "Un hombre lleno de ideas, muy generoso en sus planteamientos, en su tiempo. Increíblemente honesto intelectualmente y moralmente. Un hombre muy íntegro y con mucho deseo de enriquecer al país. Entendía muy bien el momento histórico en el que vivíamos", recuerda Staines.

Clemente Serna Alvear, Nacho Rodríguez y Manolo Arango
Aquí en el hangar de Radio Red, don Clemente, extrema derecha con Nacho Rodríguez y Manolo Arango, un gran amigo suyo de toda la vida y otros colaboradores.

Todavía como consejero se produjo el nacimiento del movimiento zapatista el 1º de enero de 1994 y en Expansión se comenzó a plantear una edición especial: "Como consejero planteó toda la visión que tenía. El creía que más allá del conflicto existían muchos caminos para resolverlo de la mejor manera", recordó Javier.

El número especial fue un éxito en ventas y "eso lo puso siempre como ejemplo de lo que tenía que ser Expansión: un medio muy propositivo con una visión independiente". Don Clemente por encima de todo amaba a México y desde su trinchera, los medios de comunicación, creía firmemente en la libertad de expresión.

Y así luchó siempre por que sus empresas tuvieran una voz independiente que hicieran contrapeso: "Fue un hombre que luchó con todos sus medios por tener una verdadera independencia alimentada de crítica constructiva, alimentada de propuestas. Un hombre no preocupado sino ocupado en generar cosas positivas para este país al que quiso mucho", comenta Staines.

Para Javier, editor de Expansión y director editorial de aquella época, uno de los legados más importantes de don Clemente como hombre de negocios definitivamente fue que "el dinero no era el que gobierna el negocio, sino que realmente hay una serie de valores intrínsecos y muy universales que siempre deben ser imperados por la ética".

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Otro de sus ejecutivos en Expansión fue Manuel Rivera, director de publicidad y más tarde director general de Grupo Expansión, quien coincide al cien con Javier: "Su brújula ética era impecable. Su comportamiento tanto con los periodistas como con las fuentes, con los amigos y con los enemigos en particular era éticamente pulcro".

Sus medios siempre fueron un contrapeso en los gobiernos tanto del PRI como del PAN. A su gente siempre le recordó que "aquí obramos para construir un mejor México. Nuestro objetivo es hacer de México un país mejor", recuerda Manuel.

Hombre de negocios, jefe, esposo, padre y abuelo, todos coinciden en que don Clemente sentía por México un gran cariño. A sus empleados les recordaba que antes que nada estaba la labor y compromiso con el país. Su bandera fue la lucha por la libertad de expresión.

El historiador Enrique Krauze escribió de ello en un sentido mensaje en sus redes sociales: "Lamento profundamente la muerte de mi querido y generoso amigo Clemente Serna Alvear. Nos unió la lucha por la democracia cuando pocos creían en ella".

Clemente Serna Alvear y Emilio Azcárraga Jean
El papá de don Clemente tuvo una relación empresarial más que cercana con el abuelo de Emilio Azcárraga Jean.

La muestra de su amplia visión en medios quedó materializada en Expansión, que tenía cuatro revistas en 1998, pues poco menos de una década después, en 2005, concretó la venta del grupo con nueve títulos. Le dio la vuelta al negocio en tiempo récord.

"Don Clemente tuvo dos capítulos muy célebres en los medios de este país. Fue un gran disruptor y revolucionario de la radio y después reinventó el mercado de medios impresos con Expansión. Pocos empresarios de medios han tenidos dos historias tan buenas. Marcó toda una época en radio con Radio Red y después repitió otra historia totalmente diferente en medios impresos", recuerda Manuel Rivera y tiene toda la razón.

Hombres de negocios muchos, empresarios que revolucionen su sector y son grandes pioneros, muy pocos, entre ellos don Clemente.

El hombre de familia detrás del empresario

Serna Alvear nació el 29 de diciembre de 1936 en Monterrey, Nuevo León. Para él, la familia siempre fue lo primero. A lo largo de toda su carrera como hombre de negocios fue muy consciente de la responsabilidad de llevar el apellido Serna y el peso que tenía tanto en el mundo empresarial como en los medios de comunicación.

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Su trabajo siempre fue honrar el trabajo de su padre, Clemente Serna Martínez, y a su vez construir el propio como la mejor herencia para sus cinco hijos Clemente, Alejandro, Patricio, Luisa y Gaby, así como sus 10 nietos.

"Me tocó ver mucha interacción con Alejandro que presidió Expansión unos años y con Luisa que manejaba la parte de sociales en Quién y a mí me impresionaba mucho cómo era capaz de mantener la distancia con ellos. Esa institucionalidad me tocó vivirla de cerca y me impresionó mucho. No ha de haber sido nada fácil para él", dice Manuel.

Serna Alvear, abundó Rivera, "permitió que se gestara con mucha naturalidad y compatibilizó muy bien esos lugares tan diferentes". Siempre estaba del brazo de su esposa María Luisa Barrera de Serna, como novios, dándole su lugar y buscando su consejo. Todos los viernes que podía se iba manejando uno de sus coches junto a su esposa rumbo a Cuernavaca... disfrutaban mucho su casa de Palmira.

El lugar favorito del empresario para pasar tiempo con la familia fue Acapulco. Fue promotor de las fiestas de Año Nuevo en La Concha, el club de playa de Las Brisas. Ahí los Serna Barrera recibían el año. Uno de sus platillos favoritos fue el puchero porque le recordaba a Monterrey, lugar donde nació.

Clemente Serna Alvear y María Luisa Barrera
Con su esposa María Luisa Barrera, su gran compañera y con la que estuvo casado poco más de 50 años. Los Serna Barrera era un matrimonio muy querido en el ambiente social de México.

Como padre su principal preocupación fue hacer de sus hijos adultos autosuficientes e independientes y lo logró dejando a cada uno dedicarse a lo que más les gustaba. De los cinco la que heredó el gusto por los medios es su hija Luisa, una de las fundadoras de la revista Quién y empresaria que ha construido su propia marca, El Mundo de Regina.

Nunca hizo diferencia con sus hijos, pero Luisa fue su ojito derecho, quizá porque heredó de él la vena periodística. Don Clemente estaba al pendiente de sus cosas y solía hacer notas con ideas que le iban surgiendo para después platicarlas con ella. Fue un gran creativo. Se sentía muy orgulloso porque ella había heredado su pasión por comunicar.

"El legado más importante además del empresarial, fue como ser humano. Su calidad humana, su generosidad y la elegancia con la que se manejó siempre: Su clase", recuerda Luisa de su papá. Visualizaba sus sueños y los materializaba con una frase: "De cara al sol. Sempre Avanti", que aplicó en todos los aspectos de su vida.

El viernes pasado, México perdió a uno de sus principales promotores de la libertad de expresión. ¡Adiós a un grande de los medios que hizo historia!

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