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¿Vives comiendo por ansiedad? Aquí está la solución

El confinamiento en casa nos ha traído ansiedad, lo que nos ha hecho comer sin parar. Aquí te dejamos la carta de la nutrióloga Mónica Hefferan con tips para retener esto de una vez por todas.
jue 21 mayo 2020 11:57 AM

Mónica es autora y fundadora de Nutrición Energética. Tiene una Licenciatura y Maestría en Nutrición por la Universidad de Columbia en Nueva York y trabaja como experta de nutrición en la tele y el radio. ¡Esperemos disfrutes sus consejos!

Hoy en día estamos viviendo una situación muy difícil, en donde el encierro, la incertidumbre y los cambios hacen que recurramos a la comida para sentirnos tranquilos. De hecho, una de las preguntas más frecuentes que he recibido por parte de mis pacientes es: ¿cómo puedo dejar de comer por ansiedad? Y es por eso que el día de hoy decidí compartir este artículo contigo.

Primero que nada, quiero que entiendas que la nutrición emocional se refiere a aquellas veces que recurrimos a la comida para sentirnos más cómodas, para aliviar el estrés o para recompensarnos. Va más allá de satisfacer el hambre física, y generalmente tendemos a buscar comida chatarra, dulces y otros alimentos poco saludables.

Desafortunadamente, la alimentación emocional no soluciona los problemas emocionales, de hecho, generalmente nos hace sentir peor. Después de un atracón de comida no solo permanece el problema emocional original, sino que también nos sentimos culpables por comer en exceso.

Quiero que te quede claro que el hambre emocional no se puede llenar con comida. Puede que comer se sienta bien en el momento, pero los sentimientos que desencadenaron el uso de la comida todavía están ahí y, por si fuera poco, muy seguramente te juzgas por haber comido, por equivocarte y no tener más fuerza de voluntad.

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¿La buena noticia? No importa cuán impotente te sientas ante la comida, SÍ es posible hacer un cambio positivo. Puedes aprender formas más saludables de lidiar con tus emociones, evitar los desencadenantes que te impulsan a comer, detener los antojos y, finalmente, detener la alimentación emocional. Pero para que esto suceda, es muy importante que entiendas la diferencia entre el hambre emocional y el hambre física.

El hambre emocional puede ser poderosa, por lo que es fácil confundirla con el hambre física. Pero hay pistas que puedes buscar para ayudar a distinguir el hambre física de la emocional:

  1. El hambre emocional aparece de repente.
  2. El hambre emocional parece en forma de “antojo” de algo muy específico.
  3. El hambre emocional no se satisface una vez que te sientes físicamente satisfecha.
  4. En lugar de un estómago que gruñe, sientes el hambre como un deseo que no puedes salir de tu cabeza.

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El estrés es una de las causas más comunes de la alimentación emocional. Cuando el estrés es crónico, tu cuerpo produce altos niveles de hormonas de estrés, como el cortisol, el cual desencadena los antojos de alimentos salados, dulces, fritos y todos aquellos que te dan una explosión de energía y placer. Mientras más estrés descontrolado haya en tu vida, tendrás más probabilidades de recurrir a la comida para obtener alivio emocional.

Para dejar de comer emocionalmente, debes encontrar otras formas de satisfacerte a nivel emocional. Entonces lo primero que te sugiero hacer es dejar de juzgarte y en lugar de esto amarte más. Esto implica darte cariño y abrazo aún en las situaciones más difíciles, incluyendo las veces que te des cuenta estás comiendo emocionalmente.

En lugar de enojarte contigo misma y frustrarte con tu situación, date un abrazo y di en voz alta que cuentas contigo. Al fin de cuentas lo que buscamos a través de la comida es sentirnos seguras, protegidas y en control. La clave es preguntarte a ti misma: ¿Qué actitudes puedo tener conmigo misma que me hagan sentir seguro, protegido y en control? Teniendo el amor como base, también necesitas alternativas a la comida a las que puedas recurrir para tu satisfacción emocional, y para esto, te voy a dar tres técnicas súper efectivas:

1. Tómate 5 minutos antes de ceder a un antojo: La alimentación emocional tiende a ser automática y antes de que te des cuenta, ya te acabaste la bolsa de papitas o la caja de galletas. Pero si puedes tomarte un momento para hacer una pausa y reflexionar cuando sientes un antojo, entonces tendrás la oportunidad de tomar una decisión diferente. ¿Puedes posponer comer durante cinco minutos? Si no puedes, simplemente comienza con un minuto.

2. Aprende a aceptar tus sentimientos, incluso los malos: Si bien puede parecer que el problema central es que eres impotente ante la comida, la alimentación emocional en realidad proviene de sentirte impotente ante tus emociones. No te sientes capaz de lidiar con tus sentimientos de frente, así que los evitas con comida. Permitirte sentir emociones incómodas puede dar miedo. Puedes temer que una vez que abras esa puerta no vas a poder cerrarla, pero la verdad es que cuando aceptamos y les damos cara a nuestras emociones, incluso los sentimientos más dolorosos y difíciles, disminuyen relativamente rápido y pierden su poder para controlar nuestra vida.

3. Da tres respiraciones profundas antes de comer: Antes de llevar la comida a tu boca, inhala y exhala profundamente tres veces. Esta pausa reduce tu estrés fisiológico y te trae de regreso al momento presente, lo cual te hará más consciente de todas tus acciones y esa impulsividad por comer se va a reducir notablemente.

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Por último, te recomiendo mantener un diario emocional de comida, ya que una de las mejores maneras de identificar los patrones detrás de tu alimentación emocional es escribirlo en un diario de alimento. Cada vez que comas en exceso o te sientas obligado a buscar comida reconfortante, tómate un momento para descubrir qué desencadenó el impulso y escríbelo. Esto te será de gran ayuda, porque vas a empezar a notar los patrones ligados a tus emociones y con esto podrás estar consciente y romper con las tendencias alimenticias que te están haciendo daño.

Espero que estos consejos te ayuden y por experiencia propia, te puedo decir que realmente hay una salida, y que hay mucha luz al final del camino, solamente es cuestión de que abras tu corazón y empieces a confiar en ti.

Con cariño,

Mónica

www.monicarodriguez.mx

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