Londres, Hong Kong, Nueva York y América Latina, todos son lugares especiales para Sonia Falcone, quien —literal— es una verdadera ciudadana del mundo. Ha vivido en muchas partes del planeta, desde ciudades cosmopolitas europeas, hasta espacios exclusivos y tranquilos de Norteamérica, pero ninguno, dice, le ha fascinado tanto como Los Cabos.
Ella no lo dice, pero se nota que no es una mujer a la que se le impresione fácilmente (ha expuesto en el Palacio Real de Portugal y en la Bienal de Venecia), pero fue la vista del Mar de Cortés y sus atardeceres los que la persuadieron a hacer de Baja California Sur, su hogar y lugar favorito para crear.
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¿Cómo llegas a México? Hace 22 años vine con mi familia. En aquella ocasión nos quedamos en un hotel que nos encantó. A mí me gustó muchísimo porque había vivido 11 años en Los Ángeles y ahí me enamoré del clima californiano, pero me di cuenta que necesito estar al lado del mar y de ése que sólo se encuentra en la zona de las Californias. Los paisajes son maravillosos y es por eso que decidimos comprar una propiedad aquí, a la que venimos tanto como nos es posible.
¿Qué es lo que más te gusta de Baja California Sur? Los colores bermejos, violetas, rojos y azules que no he encontrado en ninguna otra parte en el mundo. Tengo muchos compromisos en lugares hermosos, pero puedo asegurar que ninguno como este.
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Tienes una fundación naturista, cuéntanos de ella… Se llama AMA y en ella tratamos de mantener toda esa belleza natural que encontré aquí hace más de 20 años y de la que me enamoré. Hacemos muchas cosas por el océano, entre ellas el plan de hacer libros para promover la gastronomía de la Baja, pero siempre de forma sustentable, orgánica y con insumos biodegradables.
¿Qué hace una boliviana cuidando de los mares mexicanos? Bueno, soy una boliviana que ya se nacionalizó mexicana, así que ahora somos compatriotas, y como tal, tengo una responsabilidad casi natural de ayudar. He hecho muchas caminatas por las montañas, islas y playas del estado, y ahí es donde dimensionamos la biodiversidad de todo. Esta zona es un paraíso que debemos mantener. Esta naturaleza me inspira a crear para pintar y fotografiar paisajes, atardeceres y la vida animal y vegetal.
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¿Cómo es la obra artística de Sonia Falcone? Es lo que yo veo todos los días, es lo que vivo en un lugar como este. Quiero expresar mis experiencias diarias, que podrían parecer normales, pero no lo son, son extraordinarias y quiero que el mundo vea la belleza y la biodiversidad que tenemos en esta zona. Muchos mexicanos apenas lo están descubriendo.
¿Cómo es hacer equipo con los locales para cuidar de esta zona? Estamos tratando de dar un mensaje global, es decir, a todo el mundo, no sólo a quienes viven aquí o a los que nos visitan. Debemos entender que todo lo que hacemos tiene consecuencias. Mi país de nacimiento no tiene mar, de hecho Bolivia está tratando de recuperar sus costas que fueron tomadas hace más de un siglo. Los bolivianos tenemos que viajar para tener contacto con la playa, pero los mexicanos, no.
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¿Qué es lo que más extrañas de México cuando no estás acá? Despertarme a las 6 de la mañana y ver el amanecer. Los colores son extraordinarios y eso es precisamente lo que más añoro, así que siempre trato de hacer rápido mi trabajo afuera para volver. Aquí hay más de 120 variedades aves locales y migratorias que acompañan con su canto esos amaneceres y eso lo hace doblemente especial.
¿Qué te dicen tu esposo e hijos de vivir acá? Están igual que yo. Todos amamos esta parte del mundo, lo hemos adoptado como nuestro y sentimos que es nuestra casa. Todos venimos a recargar energías en Los Cabos cada que podemos. Ellos trabajan o estudian fuera de México, pero vienen cada que pueden, aunque con el tema del coronavirus por ahora no nos podemos mover.
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¿A qué lugares has podido llevar tu obra? He tenido la fortuna de llegar a la Bienal de Venecia en 2013 y 2015. Me invitaron para integrarme al pabellón de Latinoamérica, donde tuve la oportunidad de hacer un estudio sobre las especias, o sea, de todos eso colores y olores que podemos encontrar en los mercados de México, Europa, Asia, África y el mundo. En realidad América fue descubierta en la búsqueda de nuevas rutas para transportar especias, y son algo en lo que todos los mercados del mundo tienen en común. Saqué muestras de todo eso y los coloqué en 88 recipientes en forma de hexágono y así armé una instalación en Uruguay para después llevarla a Venecia, Irlanda, Inglaterra, Estados Unidos, etc. La obra también fue comprada por varios museos.
Cuéntanos también del museo que próximamente se abrirá en Los Cabos y en el que estás apoyando con tu fundación... Es algo que nos cayó del cielo. Llegué a esto por invitación de la bióloga Graciela Tiburcio, de una importante organización que ayuda a la naturaleza, en especial a las tortugas, ballenas y aves de la zona. Ella me llevó al museo de las ballenas en La Paz, pero que tristemente ya estaba cerrado a pesar su extraordinaria colección de huesos de animales marinos, entonces era obvio que necesitaban un nuevo lugar, así que hicimos equipo para encontrar un nuevo espacio, porque incluso les robaron gran parte del acervo que tenían. Llegamos con la gente del Municipio de Los Cabos y vimos que tenían un espacio en la plaza principal de San José, entramos en diálogo con la presidenta municipal y su gente y nos comprometimos a hacernos cargo del lugar como fundación. El Museo de La Brea de Los Ángeles está muy interesado en colaborar con nosotros para exhibir este acervo en todo el mundo. Esperamos abrirlo en los próximos meses, aunque la situación del Covid-19 lo ha retrasado todo.