Letty Coppel recibe el grado Doctor Honoris Causa por su altruismo
La labor de 15 años de Letty Coppel en la fundación que lleva su nombre —dedicada a la asistencia social, desarrollo comunitario, protección de la tortuga marina y a fomentar la cultura y el conocimiento—, le dio una alegría más, cuando el Claustro Doctoral Honoris Causa la invistió con este grado por su altruismo, en una ceremonia en Monterrey, Nuevo León.
En entrevista telefónica con Quién desde Mazatlán, Letty compartió la felicidad que le dio esta investidura y recordó que desde niña tiene en su ADN la necesidad por impulsar a los que menos tienen, a lograr una vida mejor: “Fue una sorpresa muy bonita, emotiva y me siento muy feliz, en las nubes. (La fundación) me motiva, me da un incentivo para seguir adelante.
“El Centro de Asistencia Social (CAS) cumplió un año, ahí tengo nutriólogos, psicólogos, rehabilitación para niños y trabajos manuales para señoras”, contó Coppel, quien aceptó que mientras convivía con la gente a la que auxilia, “me hicieron llorar, porque me hablaron de todo lo que aprenden ahí. Una mujer llevaba en brazos a su hija de dos años, con parálisis cerebral.
“Dijo que los médicos le dieron un diagnóstico de sin remedio, pero con dos meses yendo al CAS, la niña había progresado un poco y le daba felicidad como madre; esos detalles a mí me hacen no querer aventar la toalla, porque no sólo tengo la fundación, sino trabajo en casa y viajo mucho, pero ver gente con tanta necesidad y si Dios nos dio más, hay que repartirlo”, aseguró.
Para la mamá de Bárbara Coppel la filantropía es algo con lo que una persona nace: “Nadie se hace altruista mientras va creciendo, cuando alguien es grande y da dinero, lo hace sólo para anunciarlo. Hay que desde chiquito compartir y ayudar a los demás. Desde jovencita, con una de mis 10 hermanos, a los 14 años y ella 12, íbamos a la cárcel de Monterrey”, dijo.
Aquellas aventuras altruistas le permitían a Letty llevarle a los reclusos lo mismo refrescos y galletas, a pesar de su peligrosidad: “Nos daba tanta satisfacción, aunque íbamos a escondidas de mi mamá a Topo Chico, pero era una emoción grande ayudar a gente a la que nadie visitaba y así descubrí que lo traes en la sangre”, contó.
Una mamá y abuela orgullosa
La relación que Letty tiene con sus tres hijas, Letty, Hayley y Bárbara, es única, porque les transmitió todos los valores que tiene, a través de darles buen ejemplo, por lo que se admiran mutuamente y aunque aceptó que “me da pena decirlo”, consideró que sus retoños son “muy caritativas, ayudan a todas sus amistades y a quien lo necesita”.
Coppel enfatizó en que nunca las obligó a acudir a un albergue o a estar pendientes de las necesidades de otros: “Fue con el ejemplo, ellas lo vieron, pero sé que les dan ayuda a muchos, estoy segura de que la palabra jala, pero el ejemplo arrastra”. En ese sentido está feliz porque ese sentimiento y ganas por impulsar a otros a salir adelante se les contagia a sus nietos.
En particular, Letty habló de Amaïa Hank-Coppel, hija de Bárbara y Alejandro, ya que cumplió tres años el 25 de julio y se lo celebraron con una temática de princesas de Disney, que son sus favoritas: “Ya cerramos la fábrica, porque son 12 (nietos), cinco de Letty, cuatro de Hayley y tres de Barbie, los tuvo en tres años, así que está muy contenta, es un récord (risas).
“Está llena de niños y están lindos, los tres (de Bárbara) son los más chicos, porque los otros tienen entre 11 y 18 años, y ellos tienen tres, un año y cuatro meses. Mis hijas, cuando me muera tomarán la fundación para que siga y también se lo inculco a los nietos, viendo a futuro, para que sigan con la estafeta para que nunca acabe”.
Una fiesta mágica
Letty Coppel tuvo la confianza para compartir a Quién que Amaïa se la pasó muy bien durante su festejo en Coronado, California, “estaba vestida de La sirenita, Ariel, y fueron otras dos princesas al festejo, estaba feliz, mi hija Barbie le dijo: ‘Te habla la Nona’, porque así me dice, y me respondió, ‘estoy contenta’, andaba loca con tanta criatura”.
Letty viajará el próximo 31 de julio a New Port Beach para poder reunirse con su parentela que tanto ama para seguir inculcándoles también su amor por leer y viajar a sitios tan comunes como Europa, que visita dos veces al año, pero también a lugares que no son tan turísticos para no dejar de seguir experimentando su pasión y energía por vivir.