Jhony Corzo
Cuando su padre, Jim Prewitt, lo subió por primera vez a una tabla de surf, en Puerto Escondido, no imaginaba que su hijo adquiriría un oficio. Primero, lo vio como un simple pasatiempo; luego, como una pasión, pero tardó en descubrir que lo de Johny era pura vocación. Pocos en el mundo del surf apostaban por él. Su estatura, su cuerpo, su técnica, su dedicación… cada uno señalaba una característica que impediría que formara parte de la élite del surf, pero esos mismos ignoraron su gran talento: la disciplina. Y fue ese temple para corregir cada error el que no sólo calló bocas, sino también ganó aplausos el pasado mes de mayo cuando Johny, contra toda expectativa, se coronó campeón del mundo en Biarritz, Francia, venciendo al favorito Joan Duru. Sin duda, el logro más importante en la historia del surf de nuestro país de las manos del chico que nos enseñó que la disciplina lo transforma todo.