Juana Inés Dehesa
Cuando dibujo a Juana Inés empiezo por sus ojos: esas ventanitas inquisitivas con las que escribe historias ligeras, filositas y muy divertidas; espejo del alma del tipo de mujeres treintonas, solteras y fantásticas que me fascinan desde que era niño. Esas adoradas supertías que veía en la tele robándose la escena en series de familias ñoñas tipo La Familia Brady; contestonas, independientes y que saben usar su humor ingenioso como espada o espaldarazo… Y de las que juré que me rodearía cuando fuera grande. Hoy que ya soy supertío me congratulo de amar, como Quién, a esta mujer grande como escritora, periodista y locutora, que nos recuerda a diario que México no es blanco y negro, sino un muestrario Pantone donde el rosa es más fuerte que el azul cuando sabe hacerte pensar mientras te ríes.