Ana Brenda Contreras
Yo podría ser su mamá, pero somos amigas espontáneas. Lo disfruto porque me fascina observar su energía, su rango artístico, sus enormes ganas de lograr todo lo que ha soñado -y es una soñadora-.
Girly y ruda a la vez. Femenina y bella como protagonista de telenovela. Bronca y cabrona por su parte norteña. Tiene una templada madurez. Las ventajas de tener una vocación de esas que se manifiestan muy pronto, es que empezó chiquita y a los 15 años (a sus papás no les quedó de otra, porque ¡alégale!), se mudó a CDMX para ser cantante. Es que no le tiene miedo a nada, no se achica ante eventos difíciles. No le interesa lo que los demás opinen de su vida que siempre mantiene tan protegida. La opinión del público sobre su trabajo en un escenario, esa si le importa. Es curiosa, bicultural. Tiene una voz activa y fuerte para las causas que la mueven. Ama la comida y planea sus viajes alrededor de los restaurantes que quiere conocer. Ella no está sentada esperando a que las cosas le pasen. Ni que nadie se las regale. Está clavada en generar sus propios proyectos y está lista para brincar el muro. Tampoco siente que su belleza le concede privilegios especiales. ¿La han visto sin una gota de maquillaje? ¡Pfff! Si hoy es una de las mujeres que amamos, créanme que Ana Brenda está haciendo todo porque la adoremos.