Octavio Estrada
Un domingo de 1983, antes de las ocho de la mañana, en una cancha de la ciudad de Oaxaca, el árbitro de voleibol Octavio Estrada Martínez, estudiante de la Normal, estaba rodeado de niñas menores de 11 años, dispuestas a jugar, y lo escuchaban atentas. Me acerqué y oí: "Deben llegar 10 minutos antes de la hora programada. El curso diario del sol siempre es el mismo. Termina la noche, viene el día y por algún lado del horizonte, el sol se levanta. Por eso, ese lado se llama Levante, pero también le llaman Este y otros le dicen Oriente. El sol avanza, algunas personas dicen que camina, bueno, avanza, para finalmente ponerse, por eso le llaman Poniente, también Oeste y otras veces Occidente". Sólo pude sonreír. Nunca imaginé que alguien vinculara el reglamento del volei' con la Geografía. A Tavo, la vocación de maestro lo acompaña todos los días, en cada hecho sencillo de su propia vida.