Jorge Ballina
Lo conocí hace casi 20 años. Ya desde entonces vestía de verde riguroso y lo sigue haciendo. Su casa, sus muebles, sus lápices y cuadernos son verdes. Su coche es verde. Supongo que de no ser alérgico a los gatos, tendría un gato verde. La primera escenografía que diseñó para mí fue verde, y desde ese momento supe que algo muy profundo me ligaría el resto de mi vida a este hombre. Jorge ve cosas que nadie más ve. Tiene acceso a un universo mágico donde la realidad se transforma en una nueva realidad, la de su creación. Enfrenta la dificultad con una deliciosa mezcla de obsesión, neurosis y buen humor. Al final, siempre encuentra el camino, pero no se conforma con lo evidente, continuamente busca lo que habita detrás del espejo. Eso lo vuelve un niño eterno, porque su mirada siempre tiene capacidad de asombro. Jorge entiende que “el arte de la ilusión es el arte del amor”. Y así toca nuestros corazones.