No uses demasiado maquillaje
Tenemos claro que uno de los principales motivos por el que nos maquillamos es porque queremos disimular y mejorar la apariencia de imperfecciones, sin embargo, muchas veces suele pasar que en vez de usar la cantidad correcta, se aplica demasiado producto logrando un efecto completamente contrario al que se pensaba. En primer lugar, ten en cuenta que hay que evitar las bases y polvos demasiado pesados, pues si los usas, harás que las arrugas se noten aún más.
Antes de maquillarte recuerda que tu piel tiene que estar muy bien hidratada, después aplica la base de maquillaje, solamente asegúrate de que sea líquida y ligera y aplica una pequeña cantidad; en caso de que creas que necesitas más cobertura entonces añade poco a poco más producto. Sigue con un corrector que sea un tono más claro que tu piel para darle luz a la zona y no olvides difuminar muy bien (puedes hacerlo con una beauty blender) para evitar que se marquen de más los pliegues del área y las famosas y temidas patas de gallo. Sella la zona T con polvo traslúcido dando ligeros toquecitos. Ahora, si tienes manchas o paño deberás corregirlo directamente aplicando un pre-corrector para neutralizar el tono (realiza esto antes de la base). La idea de hacerlo directamente es para evitar que toda la cara quede con exceso de producto.
Dale un refresh a la piel
Seguramente te ha pasado que cuando terminas de maquillarte la piel se ve perfecta, sin embargo, con el paso de las horas, parecería que este efecto va desapareciendo. Por eso aplicar un mist hidratante o un poco de agua termal cada cuatro o cinco horas es el secreto para refrescar la piel y darle nuevamente ese glow que tenías al principio. El Agua Termal de Avène jamás falta en nuestro tocador.
Recapitulando, llegamos a la conclusión de que en efecto, en el mundo del maquillaje menos siempre es más, así que apuesta por un look natural y fresco y créenos, ¡vas a triunfar!