En un clima cálido y húmedo, las glándulas sebáceas tienden a producir grasa de forma excesiva, lo que provoca que la piel se sienta extra grasosa. Aparte de esto, cuando el sudor se mezcla con las bacterias y aceites en la piel, puede tapar los poros y conducir a brotes, sobre todo en aquellas con tendencia a sufrir acné.
Algo que puedes hacer para evitar esto es retirar el sudor de la piel con una toalla o pañuelo limpio –dando toques, no frotes, ya que eso puede causar irritación–. Al final del día usa un limpiador suave en espuma que ayude a balancear y controle la producción natural de grasa, sin resecar la piel. Opta por maquillaje en versiones oil-free o ligera, no comedogénico para que no obstruya los poros.
¡Hidratación ante todo! Sí, es algo básico, y puedes lograrlo a través de una rutina completa de auto-cuidado con ngredientes como ácido hialurónico, vitamina C y antioxidantes, y un limpiador sin alcohol que se adecue a las necesidades de tu piel.
Recuerda que cada quien tiene necesidades diferentes en la piel por lo que no todos los productos nos funcionan igual, así que para estar completamente segura de que utilizas el adecuado, corre con un dermatólogo experto en el tema.