No nos dejarás mentir, pero seguramente si tienes rosácea, tu primer instinto es huir del blush, justo porque sientes que la rojez que te provoca no mezcla bien con estos productos.
Aunque parezca que te haría ver peor, agregar un poco de color estratégicamente a mejillas naturalmente enrojecidas, puede darle un toque muy tierno a tu look.
Para acabar con tu miedo, sigue al pie de la letra estos tips que puedes usar para empezar a experimentar con tus pómulos.
Lo primero que debes hacer es cancelar la rojez en esas zonas problemáticas con una base para emparejar el tono de piel.
Otra opción es utilizar un pre-corrector en tono verde, el cual te ayudará a neutralizar el color rojo. Aplica una capa muy ligera, difumina y luego aplica la base para unificar el tono y asegurarte de que se fusione muy bien con la piel.
También es importante aplicar los productos adecuados y de manera sutil, pues la piel con rosácea es más sensible y esto hace que se irrite con facilidad.
Limpiar tus brochas frecuentemente y de manera correcta también es importante para un blush bien logrado.
En cuanto a las tonalidades a elegir, los expertos recomiendan no utilizar tonos tan encendidos, sobretodo en rosados y rojos, porque estos despiertan la rojez natural de la piel. Los duraznos y corales suaves serán tus mejores amigos en este caso y, si son en textura en crema, mucho mejor, pues estarás consiguiendo un acabado súper natural.
Si aún así sigues notando demasiada rosácea, apuesta por la línea de Cicapair Tiger Grass de Dr. Jart, ideal para calmar la piel sensible.
Ahora ya estás lista para experimentar con lo que tengas a la mano, y con tiempo de sobra al estilo #YoMeQuedoEnCasa. Recuerda que practice makes perfect, así que cuando menos te lo esperes ya serás una experta en ese flush natural.
