En la década de 1980, Pablo Escobar llevó a Colombia un hipopótamo macho y tres hembras para sumarlos a su colección de animales salvajes, especies que conservaba en su zoológico privado ubicado dentro de su finca Hacienda Nápoles. Tras la muerte del narcotraficante en 1993, algunas especies exóticas fueron reubicadas, pero los hipopótamos se quedaron porque eran difíciles de capturar y transportar.
Los hipopótamos pronto comenzaron a reproducirse y a instalarse en las zona y sus alrededores, al grado que existe una gran preocupación por su impacto ambiental y la seguridad humana, según reveló un nuevo estudio realizado por investigadores de universidades mexicanas y colombianas, que presentó CNN en español.