La agonía de George Floyd fue más cruenta de lo que se pudo ver en la imágenes que generaron la indignación del mundo entero y motivaron las protestas, que dos meses y medio después continúan, en contra de la brutalidad policíaca que se ejerce para con los ciudadanos afroamericanos en Estados Unidos.
Floyd, de 46 años, les dijo a los policías en más de 20 ocasiones que no podía respirar y que lo iban a matar: "Se necesita mucho oxígeno para decir eso", le respondió cruelmente el policía Derek Chauvin sin retirar su rodilla del cuello del detenido, que mantuvo durante ocho minutos y 46 segundos.
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Esa conversación se conoció gracias a la transcripción de los audios de las cámaras corporales de los cuatro agentes que estuvieron involucrados en la muerte de George y que se revelaron este miércoles, por parte de la defensa de Thomas Lane, de 37 años, quien fue despedido del cuerpo de policía de Minneapolis después del suceso.
Fue Lane el que respondió el llamado de la tienda Cup Foods, en la que su dueño denunció un pago con billete falso de 20 dólares y reveló que quien había cometido el delito estaba afuera en su coche y señaló a Floyd. El agente se acercó a George y le pidió al menos cinco veces que le mostrara sus manos.
Al no tener respuesta, el agente le apuntó al ciudadano afroamericano con su arma y le pidió que saliera del coche: "Lo siento, lo siento. No hice nada", respondió, mientras le rogaba al policía que no le dispara. Shawanda Renee, quien lo acompañaba le gritó, desde adentro del vehículo: "¡Deja de resistirte!".
El agente le preguntó a Renee si George estaba borracho o por qué actuaba de ese modo; la explicación fue que estaba asustado porque ya un policía le había disparado en el pasado. Floyd comenzó a sacar espuma por la boca, que justificó al decir que tenía miedo y que era claustrofóbico y sufría de ansiedad.
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Los policías lograron que el hombre ingresara a una patrulla, pero como se resistía se golpeó la cabeza, lo que le causó una herida que comenzó a sangrar. Lane llamó entonces a una ambulancia y alertó de un código 2; mientras que Floyd ya se quejaba de no poder respirar.
"Acabo de tener coronavirus, no quiero volver a eso", se le escucha decir a George en la grabación. Fue entonces cuando llegó Derek Chauvin, quien ordenó a los agentes que lo sacaran del auto y lo tiraran al suelo. Mientras Lane sujetó sus pies, el agente J. Kueng le tomó la espalda y ante las suplicas le respondió: "Estás bien, hablas bien".
Es entonces cuando Chauvin puso su rodilla en el cuello de Floyd, quien desesperado dijo: "Oh, Dios mío. No puedo creerlo. No puedo creerlo. Mamá, te quiero… Dile a mis hijos que los quiero. Estoy muerto". Thomas expresó varias veces si no sería necesario cambiar al detenido de posición, pero el oficial de más rango dice que no.
Al ver que se había desmayado, Lane eleva el código de la ambulancia a 3. Cuando llegó el equipo de rescate el agente le dio compresiones torácicas a George. Los paramédicos aceptaron que se perdieron antes de llegar, 20 minutos después de que fueron requeridos, y que habían entendido que respondían a una urgencia menor.
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Aunque la autopsia reveló que Floyd había consumido fentanilo y metanfetamina, no contribuyeron a su muerte, que si fue producto de un "fallo cardiopulmonar" provocado por complicaciones derivadas de la actuación policial y, en concreto, de "la compresión en el cuello" de Chauvin.
Hay un total de 82 páginas con los audios recopilados de las cámaras corporales de los policías, además de otras 60 con las entrevistas de los investigadores del Estado de Minnesota a Lane y su abogado Earl Gray. Los involucrados podrían enfrentar hasta 40 años de cárcel Derek por homicidio en segundo grado y el resto por instigación y complicidad.