George Floyd, el hombre afromericano cuya muerte a manos de un policía blanco ha sido el detonante de las protestas de la última semana en EE.UU., dio positivo por COVID-19 el 3 de abril, casi dos meses antes de fallecer ya sin síntomas, según nuevos datos de la autopsia difundidos la noche de este miércoles.
Autopsia de George Floyd revela que tuvo COVID-19, pero murió por asfixia
Sin embargo, esa enfermedad no estuvo entre los factores que causaron su muerte, de acuerdo con el informe completo de su autopsia, difundido a última hora del miércoles por la oficina del forense del condado de Hennepin, Andrew Baker, y reproducido por la prensa local.
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Floyd, un hombre negro de 46 años, murió asfixiado durante una detención policial, en la que el oficial Derek Chauvin le presionó con su rodilla el cuello durante nueve minutos.
Chauvin, que la semana pasada fue acusado de homicidio involuntario, será procesado además por homicidio sin premeditación, un cargo que se sumó a los existentes y que conlleva penas más severas.
Además, el fiscal imputará a los otros tres policías que estaban en el lugar —Tou Thao (34), J. Alexander Kueng (26) y Thomas Lane (37), ya detenidos— por ayudar e instigar homicidio.
El afroamericano estuvo unos ocho minutos en el suelo mientras Chauvin le presionaba el cuello con su rodilla. El caso desató una oleada de protestas, algunas escaladas hasta disturbios violentos y actos de saqueo.
George Floyd falleció a consecuencia de una asfixia mecánica, según una autopsia independiente solicitada por la familia. Su dictamen difiere de una autopsia preliminar oficial realizada por el médico forense de Minneapolis, Minnesota, la cual no encontró evidencia de asfixia traumática o estrangulamiento.