El secreto del eterno éxito de 'su majestad' Roger Federer

Roger recordó el momento que lo cambió todo para él, aquel 2 de febrero de 2004: "Cuando llegué al número 1 por primera vez, decidí que quería jugar la mayor cantidad de años posible y eso significó dejar de jugar muchos torneos para sanar y mejorar mi juego". Con todo ese bagaje Federer piso suelo mexicano a las 03:00 horas, aunque esta no fue su primera vez.

Fue en 1996 cuando participó en la Copa Casablanca, considerado el torneo juvenil más importante en la historia del deporte blanco mexicano; hoy para su partido de exhibición frente a Alexander Zverev, en la Plaza de Toros, su expectativa es total, pues se enfrentará a las 41 mil almas que puede albergar la monumental.

"Sí, no sé cómo explicarlo, es algo a lo que no estamos acostumbrados, no solemos ver esa cantidad de público, es algo muy especial y un privilegio al mismo tiempo, lo que más disfruto de un partido es estar cerca de la gente, creo que esta noche las porras vendrán de todos lados, ya vi una fotografía (del sitio) y está increíble", aceptó Roger.

Por la mañana, compartió él mismo, disfrutó de "unos huevos rancheros, quiero ver la ciudad y es impresionante. Daremos un recorrido en helicóptero para conocerla, a ver qué recuerdo de la vez que estuve aquí hace 23 años. Quiero conocer a mucha gente y ver qué tan emocionados están para el partido de esta noche", expresó el actual número 3 del mundo.

El retiro y su sueño de ser como Nelson Mandela

En la Ciudad de México, con 38 años, Federer escuchó una vez más el cuestionamiento acerca de qué piensa del futuro y a qué dedicará sus esfuerzos. Sin perder la sonrisa aceptó que aún no es tiempo, pero sí compartió cómo se prepara para cuando llegue ese momento, que por su energía aún se antoja lejano.

"Me gustaría mantener mi agenda lo más ligera posible antes de retirarme, si es que eso sucede, porque me quiero tener tiempo también para relajarme", comentó, al tiempo que recordó cómo ha logrado mantener la cabeza fría durante todos estos años en los que creció "en el ojo público, en el camino; he conocido a gente maravillosa, a rivales increíbles.

"Varios coaches me ayudaron a ser un mejor tenista, pero también persona, así que tuve que crecer rápidamente y forjar mi carácter. Aprendí a jugar, aunque estés cansado o lastimado, que hay que ser perseverantes", abundó Roger, quien también explicó cómo ve ahora al deporte que lo encumbró.

A lo largo de su desarrollo profesional, Roger aceptó que ha tenido momentos memorables: "Cuando vencí a Pete Sampras que buscaba su quinto Wimbledon seguido. El tiro entre las piernas en la final del US Open contra Novak. Ganar el Australian Open el año pasado con 38 años, tantas memorias con (Rafael) Nadal. Agradezco la carrera que he tenido y lo que he logrado".

No hay tema tabú para Federer por lo que también habló de envejecer en el deporte que ama: "Era algo impensable, porque se me conocía como inconsistente; lo que más me enorgullece ahora es mi longevidad"; al tiempo mencionó que un tema del que sí evita hablar es de política, aunque expresó que un hombre de ese mundo es de sus más grandes inspiraciones.

"Mi mamá es sudafricana y a Nelson Mandela me hubiera gustado conocerlo, no visité mucho Sudáfrica, cuando era el número 1 del mundo, no coincidimos, pero me hubiera encantado platicar con él; hizo tantas cosas maravillosas para la gente. Es una de las personas que admiro”, dijo Roger, que también es seguidor de Tom Brady.