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Así es la casa en la que vivieron los Presidentes de México

Recorrimos los espacios de La residencia oficial de Los Pinos en el primer día que abrieron sus puertas al público.
sáb 01 diciembre 2018 02:40 PM
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Los Pinos

Después de más de 80 años, los ciudadanos pueden entrar hasta la cocina, literal, de la casa donde han vivido los presidentes de Mexico en las últimas décadas.

La residencia oficial de Los Pinos abrió sus portones color verde que la dividían del resto del emblemático bosque de Chapultepec para que la gente recorriera sus jardines y pasillos, se tomara fotos familiares, individuales o en grupo.

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Al mismo tiempo que el nuevo presidente de Mexico, Andrés Manuel López Obrador tomaba protesta en el recinto de San Lázaro, familias enteras se daban un paseo sabatino en esta propiedad que durante años permaneció cerrada.

“¿Aquí vive el presidente?” Pregunta la inocencia de un pequeño. Ya no, responde su madre quien resguarda al menor del sol de la tarde bajo una sombrilla, mientras aguardan a que la fila avance y puedan cruzar el umbral de la Casa Miguel Alemán.

En este inmueble ideado originalmente por el arquitecto Manuel Giraud Esteva y ajustado por el ingeniero Fernando Parra Hernández, esta distribuida en tres plantas. La superior donde se encuentran las habitaciones familiares, la planta baja en la que están los salones oficiales y el sótano donde hay una sala de cine, un área para fiestas y reuniones y un búnker de operaciones.

En el recibidor principal de la casa, un candelabro de cristal enorme llama de primera intención a los invitados. Bajo esta pieza una pareja de músicos al piano interpretan piezas clásicas mientras la gente avanza delimitada por bayas de seguridad. La primera sala es la biblioteca que lleva el nombre de José Vasconcelos por donde la gente que lleva su celular con la cámara activa comienza el recorrido.

La gente recorre el lugar, se toma fotos y le toma fotos a sus acompañantes. Tampoco se niega a hacerlo al desconocido que le pide ayuda mientras posa frente a la que, según dice una placa, es la oficina presidencial desde donde atendieron los últimos tres presidentes, de Fox a Peña Nieto.

Suben las escaleras y les asombra la arquitectura. Una señora le pregunta a su amiga que cuántos metros de tela cree que tengan las cortinas que cubren el ventanas justo frente a los escalones. “Ni idea”, le responde.

El recorrido continua. La gente se detiene incluso en las habitaciones vacías y las recorren con la mirada como si quisieran amueblarlas de nuevo, recrearlas. Pero ahí no hay nada, solo un integrante del ejercito que dice “buenos días caballero”.

La sala de estar es muy amplia pero quizá no tanto como el comedor con 28 sillas a la mesa sobre una alfombra considerablemente grande. “¿La podemos pisar? piensa en voz alta una mujer a quien un desconocido con el que solo comparte el recorrido le dice “pues claro”.

Los jardines son una invitación para descansar, para sentarse al piso y mirar las fila que el larga y crece aunque el tiempo de espera no es exagerado. También se escuchan agrupaciones musicales que logran congregar un poco de público en sus presentaciones. Una tarde sabatina en la casa que fue de los presindentes.

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