Por todo esto, y más, Roger Federer es el mejor tenista del momento
En el 2016 el rumor más fuerte en el tenis internacional hablaba del posible retiro del suizo Roger Federer. El fin de semana pasado, la victoria contra el croata Marin Cilic en el Abierto de Australia le valió su Grand Slam número 20 y el título 96 de toda su carrera.
Tras una cirugía en la rodilla izquierda y con 36 años, hoy Federer se codea con los mejores atletas de este deporte, un club dominado claramente por la figura femenina: las estadounidenses Margaret Court que ostenta 24 títulos, Serena Williams con 23 y la alemana Steffi Graf con 22, por encima de él. En la categoría de los hombres, detrás de él se encuentra Rafael Nadal, quien hasta ahora ha ganado 16 Gran Slams.
Ocho veces coronado en Wimbledon, cinco en el Abierto de Estados Unidos y seis en el de Australia, entre otros trofeos, lo han posicionado como el mejor tenista masculino del mundo, pero lo que más ha sorprendido a los seguidores del suizo es la fuerza con la volvió a la pista. Una fuerza que más que corresponder a la de un deportista en la segunda mitad de sus treinta, parece ser la de alguien que pasa por sus primeros veinte. Y sus declaraciones lo refuerzan: “Es un absoluto sueño, el cuento de hadas continúa”, dijo llorando al finalizar el campeonato, como si se tratara de su primer torneo y de su primera premiación.
Y es precisamente esa hambre de triunfo y la fuerza que imprime a la raqueta en cada rebote, lo que han provocado que, a partir de ahora, Federer se visualice –para conocedores y amateurs- en el olimpo histórico no sólo del tenis, sino de los más grandes atletas; celebrando en una bacanal junto a Jordan, Phelps y un par de dioses más.