Este lunes se realizó un homenaje para las víctimas del Colegio Enrique Rébsamen
El color de la esperanza siempre ha sido el blanco. En honor a los que perdieron la vida en el colapso del Colegio Rébsamen, familiares y amigos se vistieron de este color para despedirlos de una manera muy sentida.
Este punto de la tragedia, que causó conmoción a nivel internacional, se convirtió, dadas las circunstancias y las víctimas, en su mayoría niños, en un símbolo de esperanza para todo el país, independientemente de los nombres o las horas de espera.
Fue así que, con globos blancos, emotivos mensajes y unión por sobre todas las cosas, dieron el último adiós a los niños, maestros y empleados que fallecieron en el lugar. Asimismo, se celebró una misa en la Parroquia del Carmen y San José, ubicada a tan sólo una calle de la escuela.
La mayoría de los asistentes vistieron de blanco y levantaron la mano con el puño cerrado, no para guardar silencio, sino más bien como representación de un símbolo que ha quedado en nuestra memoria ante la posibilidad, aunque sea pequeña, de vida. Al momento de bajar los brazos, en silencio, los familiares, alumnos y rescatistas aplaudieron. Finalmente, los padres se reunieron el jardín de la parroquia para soltar los globos y despedirse.