¿Cómo es un perro de rescate?
Después del terremoto de este 19 de septiembre de 7.1 grados de intensidad que ha colapsado algunos edificios en la Ciudad de México, el apoyo de perros entrenados ha sido fundamental en las tareas de rescate. Su entrenamiento y relación con el personal humano es vital.
A partir de los 14 meses y hasta los 20 comienzan las pruebas para ser integrados y reconocidos como perros de rescate. Sin embargo, desde las primeras etapas de vida comienzan sus entrenamientos. Los de carácter más inquieto podrían ser los más aptos para tareas de búsqueda y recuperación de personas.
Los perros son capaces de detectar aromas específicos y sus dimensiones físicas les permiten transitar por espacios reducidos. Su instinto de casa, presa y búsqueda son condiciones que, a través del entrenamiento, pueden ser capitalizados por los cuerpos de rescate. Otro rasgo a considerar en este sentido, es que la especie canina, muestran empatía y son sensibles ante el sufrimiento de los humanos.
Se llama binomio canino, a la relación de confianza y empatía que perro y humano mantienen. Una estrecha relación emocional y simbiótica construida a lo largo de los años, que permite que su participación en un evento de rescate sea exitoso.
Por lo regular, la comunicación es en alemán por ser el “idioma universal canino”. Perros de raza o mestizos son capaces de realizar estas tareas, sin embargo las razas idóneas para estas tareas son pastor alemán, pastor belga, labrador retriever, entre otras, por lo general, de talla grande.
Algunas de las actitudes que se observan en un perro son: la seguridad e indiferencia del can ante personas extrañas y ante elementos perturbadores, su capacidad de soportar condiciones desfavorables como trabajo prolongado, calor o frío extremos, polvo y humo y olores fuertes; también su desempeño con perros de forma simultánea. También se evalúan deficiencias en el carácter como miedo a ruidos, nerviosismo, agresividad y angustia.
La prueba física relacionada con las tareas de rescate ante un sismo consiste en colocar objetivos escondidos sin posibilidad de contacto visual o de alcance para el perro. Pueden existir algunos distracciones como fuego, ruido de motor o golpes de martillo. Se simulan situaciones posibles en un siniestro para medir su capacidad de acción.
En 1999, la Federación Cinológica Internacional, redactó el primer reglamento Canino para la Evaluación de Perros de Salvamento, el cual agrupa los entrenamientos básicos, las pruebas para certificación y las medidas de seguridad para los rescatistas tanto los humanos como los perros.