Festival Vaivén: los altibajos de una propuesta musical bastante prometedora

Un día radiante, soleado, fresco, perfecto para la segunda edición del Festival Vaivén, que para su segunda edición decidió tener como sede uno de los lugares más bellos de Morelos: Jardines de México. Y aunque todo comenzó bien entre los paisajes, la naturaleza y música de French Horn Rebellion, para la tarde todo se tornó gris, oscuro e inundado por la lluvia.

Aunque sabemos que el clima es una de las cosas más impredecibles, lo que sí es que el festival no estaba preparado para algo así. Desde las pequeñas carpas que en realidad eran más de adorno, hasta los múltiples problemas que tuvieron con el audio los escenarios, fueron unos de los tantos factores que influyeron que todo el programa se retrasara.

¿Lo bueno? Los escenarios principales estaban juntos, así que en realidad no tenías que recorrer grandes distancias para llegar y ver a la banda que querías.

Otro pro fueron los baños, pues aunque habían unos provisionales, lo bueno de que se hiciera en un destino turístico es que el personal se mantiene al pendiente de los sanitarios fijos, de si les falta jabón, papel, así como la limpieza de éstos, que no solo sirvieron para que los asistentes al festival recurrieran, sino para que también se cubrieran de la lluvia.

Sin importar el lodo y lo fresco de la noche, la gente se mantuvo... dispersa. En realidad todos los que fueron no tenían idea alguna de las bandas a las que iban a ver, y se inclinaban más por la diversión, el baile y el alcohol. Prueba de esto fue la presentación de The Kills, que aunque sabemos es una banda de indie-rock por excelencia, en ningún momento prendió mas que a pequeños grupos que se veía, iba precisamente a verlos. Por supuesto tanto Jamie Hince como Alison Mosshart demostraron de lo que están hechos con sus constantes prolongaciones al ritmo de sus guitarras y voz.

Antes de ellos se esperaba que Matt & Kim prendiera a los 15 mil asistentes, que por supuesto, quedaron decepcionados después de que Kim entrara de la forma más efusiva y se rompiera la rodilla mientras saltaba en el escenario. Por más que lo intentó, al cabo de tres canciones el dolor no la dejó seguir y Matt tuvo que disculparla y decir que no seguirían con el show. Increíble pero cierto.

Luego de esto hubo un hueco que fue llenado con música de fondo, que por lo que se pudo presenciar, prendió más a todas las personas que se hallaban tanto sentadas en el pasto como de pie bailando.

Posteriormente hubo DJ sets que cumplieron con su objetivo, pero que al final repitieron canciones para mezclar y eso hizo todavía más plano el festival.

A pesar de todo esto, hubo un punto muy, muy alto que ni siquiera la tormenta que iba y venía pudo derribar. Hablamos de la presentación de Empire of The Sun.

Es sabido que esta dupla australiana lleva una década de crear piezas bailables y pegajosas al oído. Sin embargo sus presentaciones literalmente parecen sacadas de otro mundo.

Bailarinas con trajes futurísticos, pelucas en forma de llama, guitarras enormes y looks fluorescentes que se movían al ritmo de "We Are The People" o "Walking on a Dream", mientras detrás de ellas aparecían una serie de visuales psicodélicos que ponían a viajar a cualquiera que se les quedara viendo.

Con una producción excepcional, Empire of the Sun fue el encargado de cerrar la noche, que con todo y los altibajos, lo malo y lo bueno, supo dejarnos con ganas de más, con expectativas de que para el próximo año mejoren en cuanto a organización, prevención de inconvenientes como la lluvia, y la selección de un line-up que tenga como resultado eso: un vaivén de fiesta y emociones.