¿Por qué el #AdiósStarbucks no sería muy benéfico para México?

Fue hace 15 años que Starbucks llegó a México, pero es una empresa mexicana quien está detrás de su llegada al país. Se trata de Alsea, operadora de cafeterías y restaurantes de diferentes segmentos en el país; y que ha beneficiado a múltiples comunidades al crear oportunidades para las personas que habitan en ellas.

Al cierre de septiembre de 2016, Alsea daba empleo a 60 mil personas en México en sus tiendas, no sólo contando Starbucks, también Domino’s Pizza, Burger King, Chili’s, California Pizza Kitchen, P.F. Chang’s e Italianni's. En todo el mundo, cuenta con cerca de 67 mil empelados, de los cuales 44 mil corresponden a México.

En total, son 560 tiendas Starbucks en 60 ciudades en todo México, lo que representa una inversión de alrededor de $5 mil millones de pesos. En conjunto, brindan empleo a más de 7 mil mexicanos.

Para este 2017, el desarrollo de Starbucks México representará una inversión de más de $430 millones de pesos, considerando la apertura de más de 50 tiendas en diferentes estados de la república mexicana y la generación de más de 600 empleos adicionales.

Por otro lado, habría que tomar en cuenta también que México es una región clave en la cadena de suministro de café de Starbucks. Actualmente en las tiendas alrededor del mundo se consumen granos de café arábica provenientes de Chiapas. Y fue en Chiapas donde se inició el modelo global de abastecimiento ético en la industria, bajo el nombre de C.A.F.E. Practices, que desde entonces ha generado una inversión de $70 millones de dólares para programas de apoyo a caficultores de México y todo el mundo.

Adicional a los esfuerzos dedicados a Chiapas, el año pasado Starbucks donó 2 millones de dólares para apoyar el sustento, la seguridad alimentaria y la calidad del agua de las comunidades productoras de café de Oaxaca, ayudando a aumentar la producción y calidad de café, en beneficio de toda la industria.

No estamos en contra del consumo de productos nacionales, al contrario, sin embargo vale la pena analizar de fondo si el que las marcas “gringas” dejen el país sería realmente beneficioso para México y si las empresas mexicanas podrían con la demanda laboral que provocaría su salida.